Los retos no son imposibles, el límite es el que uno mismo se impone, sostiene la científica mexicana Irma Elizabeth González Curiel, docente investigadora de la Unidad Académica de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UACQ-UAZ) y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
En 2014, Irma González obtuvo un reconocimiento internacional en representación de México en el evento de Vitamin D Workshop, organizado en Chicago, Estados Unidos. En el mismo año fue acreedora al primer lugar en la presentación de carteles Tópico Inmunidad Innata en el Congreso Nacional de Inmunología y en el Primer Simposio Internacional sobre Inmunidad con la Asociación Latinoamericana de Inmunología, organizado por la Sociedad Mexicana de Inmunología, A.C. (SMI).
Primeros contactos con la ciencia
Originaria de Teúl de González Ortega, municipio del sur de Zacatecas, a sus 18 años Irma González se trasladó a la capital zacatecana para estudiar la licenciatura de químico farmacéutico biólogo (QFB).
“Estudié el bachillerato en matemáticas porque siempre me gustaron; pero me interesaba también la química y la biología. Entonces quise combinar la química con mi gran pasión, que eran las matemáticas y estudiar una carrera que complementara las tres, por lo que elegí QFB”, expresó en entrevista.
González Curiel manifestó que en un principio de su carrera se le dificultó el contenido, pero conforme fue avanzando aprendió muchas aplicaciones que le resultaron interesantes. Al finalizar la licenciatura, resultó tener el tercer mejor promedio de su generación.
“Mi carrera me parece muy apasionante y más ahora que la he enfocado en la inmunología. A la investigación me acerqué en la carrera, gracias a mi maestra de histología, Elena Donají Alvarado, quien me canalizó a la Unidad de Investigación Biomédica de Zacatecas, del Instituto Mexicano del Seguro Social (UIBMZ-IMSS)”.
En la UIBMZ-IMSS, Irma González colaboró con el doctor Bruno Rivas Santiago en la investigación de proyectos orientados a la inmunología. Realizó su tesis de licenciatura sobre moléculas de la respuesta inmune innata, péptidos antimicrobianos y tuberculosis. Con esta investigación publicó su primer artículo científico titulado Differential expression of antimicrobial peptides in active and latent tuberculosis and its relationship with diabetes mellitus, en la revista Human Immunology, editorial Elsevier, en 2011.
“Este fue mi primer acercamiento a la ciencia. Con esta experiencia me di cuenta que lo que nos enseñan en la escuela es apenas una mínima parte de todo el mundo de conocimiento que existe y que podemos acercarnos con la investigación. Hay mucho por descubrir. Seis años después de esto ya he terminado mi doctorado, he publicado 12 artículos en revistas científicas y soy docente investigadora de la unidad académica que me vio crecer y me forjó como profesional”, enumeró.
Inmunología, una experiencia enriquecedora
González Curiel obtuvo una beca nacional del Conacyt para estudiar la maestría en ciencias biomédicas básicas en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP). “Había mucha competencia para entrar a la maestría y finalmente logré entrar. Después fue duro mantenerme, experimenté un cambio completo pero que, a la vez, fue muy emocionante y motivador”.
La investigación que realizó en su maestría era una pequeña parte que constituyó su proyecto final de doctorado, en donde colaboró en la UIBMZ-IMSS con el doctor Bruno Rivas Santiago y sus entonces compañeros Valentín Trujillo y Kublai Rincón. Esta investigación dio como resultado tres publicaciones científicas en revistas indizadas. Además, gracias a este estudio, González Curiel participó en otros proyectos para publicar más artículos que le dieron los méritos para ingresar al SNI.
“Muchas personas dicen que estudiar un doctorado es castigador. En mi caso, yo lo disfruté bastante y a estas alturas lo añoro, porque me dio grandes experiencias, como conocer y convivir con científicos originarios de diversos países”, expuso.
Trasplantes de piel artificial
Manifestó que en 2015 obtuvo una beca mixta por parte de Conacyt para realizar una estancia de investigación en el Departamento de Investigación Básica de Edición de Biomedicina Epitelial, en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), en Madrid, España, con la doctora Marta Carretero.
“Esta fue una de las experiencias más bonitas y enriquecedoras que he tenido porque hice algo nuevo en mi carrera: piel artificial. Esta piel se utilizó para trasplantes en individuos que así lo requerían. Se trata de una tecnología que aunque ya es estudiada, aún no ha sido aplicada en México, por lo que me interesa mucho hacer más proyectos para darle seguimiento a esta línea de investigación”.
El proyecto actual de la doctora Irma González es continuar con esta investigación en México y desarrollar piel artificial que pueda ser utilizada en úlceras de pie diabético.
“Aunque me apasiona este tema y quisiera reforzarlo, también estoy trabajando en otras líneas de investigación, ya que como científica me he preparado para resolver problemas y no para ser especialista en uno solo. Por el momento, también estudio las propiedades cicatrizantes y antimicrobianas de las plantas, además de indagar los efectos del arsénico por su presencia en el ambiente, una problemática de salud en el estado de Zacatecas”.
Ingenio mexicano y la cultura del esfuerzo
La doctora Irma González expuso que uno de sus principios es que si no le gusta algo, lo mejor es levantarse y cambiarlo. Esto la ha impulsado a vencer los retos que se le presentan, a viajar y conocer más ideas sobre la ciencia y darse cuenta de que en México existen científicos brillantes, que solo es cuestión de impulsar más la investigación.
“Los mexicanos sí tenemos la capacidad de salir adelante y sí podemos demostrar que sabemos, que sí podemos hacer bien las cosas y que no todo es malo como se ha mostrado en la sociedad. Yo creo que somos personas que si no entendemos algo lo podemos hacer, es parte del ingenio mexicano, que está presente y que nos ayuda a sobresalir y tener buenos científicos”.
Fuente: CONACYT