La instalación de grandes granjas solares y eólicas podría atraer precipitaciones hasta el desierto del Sáhara, en el que aparecería vegetación como consecuencia.
Dunas, temperaturas abrasadoras y noches gélidas: el cercano desierto del Sáhara, el más grande de todo el planeta, viene siendo en los últimos años un firme candidato para la instalación de grandes granjas de energía solar con las que aprovechar tanto el potencial del astro rey como la extensa superficie de todo un desierto sin habitar.
No obstante, recientes investigaciones desvelan ahora que crear toda una fábrica de energía solar en pleno Sáhara no solo permitiría generar ingentes cantidades de electricidad, sino que también podría dar lugar a un cambio drástico en el paisaje del propio desierto.
Tal y como han descubierto investigadores de la Universidad de Maryland, la instalación tanto de granjas solares como eólicas en pleno desierto del Sáhara podrían traer lluvias y vegetación a la zona. “Hemos descubierto que la instalación a gran escala de parques eólicos y solares puede traer más precipitaciones y promover el crecimiento de la vegetación en estas regiones”, confirma Eugenia Kalnay, parte del equipo investigador.
Según el equipo responsable del estudio, el aumento de las precipitaciones sería una de las consecuencias de las complejas interacciones que se producen entre la superficie terrestre y la atmósfera cuando se instalan tanto paneles solares como turbinas de viento. De hecho, los científicos ya sabían que la instalación de este tipo de granjas energéticas producen ciertos efectos localizados sobre el calor y la humedad de una zona. Sin embargo, hasta ahora nadie sabía cuáles serían los efectos de la construcción a gran escala de una granja solar o eólica a lo largo y ancho de todo un desierto.
Mientras tanto, el Sáhara sigue siendo una de las mejores ubicaciones para granjas solares de gran tamaño con las que paliar las necesidades energéticas de gran parte del planeta. No en vano, el propio territorio es un suministro natural tanto de energía solar como de eólica y, además, no se utiliza para ninguna otra actividad económica o paisajística. Su ubicación, cercana a Europa y Oriente Medio, hacen del Sáhara toda una mina solar de increíble potencial. Ahora, saber que su instalación traería agua y vegetación puede ser un argumento más para llevar hasta el desierto una enorme granja solar.
Fuente: Tecnoxplora