El retorno previsto de la inversión en I+D ha caído al 1,9 por ciento en 2018. Así se extrae del análisis del pipeline de nuevos productos en sus últimas fases de doce multinacionales farmacéuticas. Los datos se pueden consultar en el informe de Deloitte que lleva por título Unlocking R+D productivity. Measuring the return from pharmaceutical innovation 2018.
El retorno ha caído 1,8 puntos porcentuales respecto a 2017, cuando fue del 3,7 por ciento, y las ventas previstas por activo han disminuido hasta los 408 millones de dólares.
Estos datos sitúan el año 2018 al nivel más bajo desde que se realiza el estudio hace nueve años. El retorno ha disminuido 8,2 puntos porcentuales desde 2010, cuando se situó en un 10,1 por ciento.
El incremento del coste medio en el desarrollo de un nuevo medicamento está detrás de la caída de las cifras. Dicho coste actualmente se sitúa en los 2.180 millones de dólares, prácticamente el doble de 2010, cuando era de 1.188 millones de dólares.
Nuevas vías para mejorar el retorno
La consultora informa que el sector farmacéutico atraviesa un proceso de transformación, centrado en nuevas vías para abordar los procesos de investigación y desarrollo, basado en nuevas tecnologías y en la búsqueda de nuevo talento que permita reducir los costes e incrementar el retorno en I+D.
Tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica, el big data o el blockchain deben de ayudar a desarrollar y acelerar el proceso innovador de las compañías del sector en materia de I+D, entiende Deloitte.
Más coste y restricciones regulatorias
Jorge Bagán, socio responsable de la Industria de Life Science and Healthcare de Deloitte en España, afirma que “los resultados del estudio señalan la transformación sustancial que vive la industria farmacéutica. A pesar del lanzamiento de muchos medicamentos de éxito, los crecientes costes de desarrollo y las restricciones regulatorias hacen más difícil que nunca para las empresas asegurar el retorno previsto de su inversión en I+D.”
“La I+D es y debe de continuar siendo un pilar básico tanto para la economía en general como para el sector farmacéutico en particular y, en referencia a España, sin duda debe de convertirse en un elemento fundamental en la agenda de las compañías que ayude a consolidar e impulsar su posición competitiva”, entiende el experto.
La ventaja de ser pequeño
Adicionalmente a las doce compañías analizadas en el estudio, el informe de Deloitte incluye, desde 2015, datos de cuatro compañías más pequeñas y especializadas. Estas cuatro empresas continúan superando en el valor de sus portfolios a sus competidores de mayor tamaño por su mayor agilidad y precisiónidentificando productos de alto valor añadido con importantes necesidades médicas no satisfechas. Han incrementado las ventas previstas por activo de los 952 millones de dólares en 2013 a los 1.165 millones de dólares en 2018.
En opinión de Bagán, “en general, las empresas de menor tamaño tienen la capacidad de generar mejores resultados gracias a su especialización y a su ventaja de lanzar al mercado medicamentos de gran valor añadido con mayor velocidad y menos infraestructura y complejidad organizativa. El desafío para todas las empresas del sector es asegurar la senda de crecimiento mientras, al mismo tiempo, invierten en nuevo talento y tecnología para consolidar su posición en el mercado”.
Fuente: Correo Farmaceutico