Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y de otras instituciones mexicanas desarrollan una tecnología que consiste en la fabricación de implantes poliméricos semiconductores capaces de inducir la reconexión entre las células afectadas de la médula después de una lesión traumática.
“Son polímeros biocompatibles cuya estructura química se va repitiendo en forma de redes, es decir, el polímero se parece a las moléculas del cuerpo para que el sistema inmunológico no las rechace”, indicó Luis Camilo Ríos Castañeda, profesor-investigador de la UAM y quien además pertenece al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN).
El doctor Ríos Castañeda es uno de los científicos que participa en el desarrollo de estos implantes, junto con Roberto Olayo González y Juan Morales Corona, también de la UAM; Araceli Díaz Ruiz, del INNN; Hermelinda Salgado Ceballos, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); Guadalupe Olayo González y Guillermo Cruz Cruz, del Instituto Nacional de Investigadores Nucleares (ININ).
De acuerdo con el entrevistado, los polímeros derivados a partir del pirrol ofrecerán una alternativa de tratamiento al paciente con una lesión traumática en la médula espinal, “ya sea por mecanismos neuroprotectores, que evitan la muerte de neuronas, o de regeneración del sistema nervioso, que permitiría nuevamente la reconexión de las células después de una lesión traumática”.
El investigador dijo que este proyecto ya se ha llevado a experimentación en animales como primates y ratas. “Hasta el momento hemos implantado los polímeros en Macaco Rhesus después de una lesión traumática en la médula espinal”, explicó.
Sobre los resultados obtenidos en dichos animales después de la aplicación del implante, se observó que al introducir el polímero se restablecieron las conexiones neuronales y el primate recuperó algunos de sus reflejos, detalló el científico.
El objetivo de los investigadores, agregó, es que cuando el implante se aplique en humanos ofrezca la posibilidad de reconectar la médula espinal con el resto del organismo y, junto con la rehabilitación, se recupere una parte de la capacidad motriz perdida.
“En ratas hemos visto que cuando las rehabilitamos logran alcanzar una recuperación casi completa; es decir, en pacientes el proceso de rehabilitación sería muy importante”, manifestó el doctor Ríos Castañeda.
Mencionó que por ello el próximo paso sería probar la nueva tecnología en pacientes. “Estamos desarrollando el proyecto de aplicación clínica; sin embargo, tenemos que esperar un tiempo relativamente largo para que aprueben el protocolo en los comités de bioética; esto nos puede llevar uno o dos años, aproximadamente”, refirió.
En relación al futuro de esta nueva tecnología declaró que están desarrollando un método de aplicación más sencillo. “Para nuestros fines es mucho más práctico buscar un procedimiento clínico de fácil aplicación; lo que proponemos es inyectar el polímero en la zona de la lesión”, explicó.
De acuerdo con la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en ingles), en la actualidad no hay ningún tratamiento aceptado en el mundo para la lesión traumática de la médula espinal. De ahí la relevancia de este proyecto mexicano.
La investigación y desarrollo del mismo ha contado con el apoyo de fondos propios de la UAM, el INNN, el IMSS y el ININ. Además de la participación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través del Fondo de Investigación Científica Básica.
Por otra parte, el investigador dijo que, tanto el uso del implante para la lesión traumática de la médula espinal como su proceso de producción, están protegidos bajo la figura legal de patente en Estados Unidos, Japón y Rusia, y en territorio nacional ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Además, está en trámite la solicitud de patente en China, India e Indonesia.