Nunca antes se había creado un material que fuese líquido y magnético al mismo tiempo.
Un grupo de científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (más conocido como Berkeley Lab), un centro de investigación del Departamento de Energía de Estados Unidos, consiguió aunar dichas propiedades en una para sentar las bases de una sustancia con diversas aplicaciones.
El equipo, liderado por los científicos Tom Russell y Xubo Liu, usó una impresora 3D modificada para crear dicha sustancia.
La investigación “abre la puerta a una nueva área en la ciencia de materia blanda magnética”, afirmó Russell, profesor de ciencias de polímeros e ingeniero de la Universidad de Amherst, en Massachussetts, EE.UU.
En concreto, el descubrimiento podría provocar una auténtica revolución en los campos de la medicina y la robótica.
Estas gotas líquidas magnéticas podrían ser guiadas con imanes externos, lo cual permitiría conducir, desde fuera, medicamentos dentro del cuerpo humano.
A través de este procedimiento se podría combatir mejor algunas dolencias específicas dentro del organismo, lo cual mejoraría, por ejemplo, la eficacia de las terapias contra el cáncer.
En robótica, además, la flexibilidad de los materiales favorecería la creación de robots más hábiles para moverse y transportar objetos.
“Esperemos que, con estos hallazgos, las personas encuentren aún más aplicaciones. Ya que en materia científica no se pensaba que esto fuese posible en absoluto”, añadió Russell.
Precedente
En la década de los 60, la NASA había comenzado a sacar provecho de los llamados ferrofluidos, líquidos capaces de reaccionar al ser estimulados por fuerzas magnéticas.
Hoy, los ferrofluidos son empleados para amortiguar las vibraciones en dispositivos como los altavoces o los discos duros de las computadoras.
El problema de los ferrofluidos es que son incapaces de mantener su magnetismo cuando los imanes que los estimulan son removidos.
Y esta es la principal ventaja con la que cuenta el nuevo invento.
¿Cómo se logró?
Para crear el magnetismo, los científicos del Berkeley Lab imprimieron unas gotas de una solución de ferrofluidos que además contenían nanopartículas de óxido de hierro.
Luego, a través de técnicas atómicas sofisticadas y agregando una solución mediante una bobina magnética, las nanopartículas tomaron “la forma de pequeñas conchas macizas” que, una vez retirado el estímulo magnético, continuaron gravitando una hacia la otra al unísono.
De alguna forma, las gotas se volvieron magnéticas de forma permanente.
Los científicos también descubrieron que estas gotas mantuvieron su propiedad atrayente incluso al ser dividas al tamaño de “un cabello humano”.
Otras propiedades de estas gotas incluyen la mutación de sus formas para adaptarse a cualquier entorno y la posibilidad de “activar y desactivar el modo magnético”.
Una vez sentadas las bases, se continuará en la investigación para imprimir en 3D líquidos magnéticos más complejos, como células o robots en miniatura que puedan moverse con fluidez para transportar medicinas hacia células enfermas dentro del cuerpo humano.
Fuente: BBC