Una nueva investigación ha determinado que existen diversos mecanismos neuronales para la fijación de recuerdos en el cerebro, lo que permitirá tratamientos para la eliminación selectiva de recuerdos patológicos.
En un artículo publicado en Current Biology, los investigadores explican que diferentes formas de memoria cohabitan en el seno de una misma neurona y que cada una puede ser manipulada por separado.
También señalan nuevos descubrimientos sobre cómo se produce la fabricación de recuerdos y la eliminación selectiva de algunos de ellos, lo que permitirá diseñar tratamientos para tratar algunas enfermedades mentales como la ansiedad.
A partir de estos descubrimientos es posible curar estas enfermedades asociadas a recuerdos traumáticos y patológicos borrando los recuerdos de la memoria no asociativa que origina la reacción psicológica enfermiza.
Determinados medicamentos podrían dirigirse a las moléculas que fijan los recuerdos de la memoria no asociativa, eliminando la ansiedad sin alterar la memoria normal de los acontecimientos pasados.
La memoria asociativa es la que se basa en los vínculos que establecemos entre elementos sin relación entre sí, como por ejemplo la campana que anuncia el fin del recreo en un centro escolar. La memoria no asociativa es la responsable de la reacción generalizada a un estímulo que evoca una experiencia anterior, como por ejemplo la ansiedad que se despierta cuando sufrimos un trauma.
Ya se sabía que los recuerdos se imprimen en el cerebro gracias a la variación de la fuerza de algunas sinapsis, estas regiones de contacto entre dos neuronas a través de las cuales pasa el flujo nervioso. Esta nueva investigación ha descubierto cómo se desarrolla esta relación sináptica asociada a recuerdos, abriendo nuevas vías a tratamientos de enfermedades neurológicas y psicológicas, según se explica en un comunicado.
Enzimas y otras moléculas
En 2006 ya se había conseguido borrar recuerdos en ratones bloqueando un enzima clave llamada PKMzeta. Sin embargo, en ratones a los que se le había eliminado genéticamente la citada enzima conservaron recuerdos sin problemas, ya que otras moléculas reemplazaban el vacío provocado por la desaparición de PKMzeta.
Este tropiezo llevó a los científicos a imaginar que tal vez sería posible actuar sobre determinados recuerdos a través de moléculas específicas.
Para profundizar en esta línea de investigación se centraron en una familia de moléculas emparentadas que fijaban recuerdos en un molusco llamado Aplysia californica, muy atractivo para la comunidad científica porque posee neuronas grandes y un sistema nervioso simple, fácil de manipular. Los mismos resultados observados en este molusco se aprecian por lo general en los vertebrados.
De esta forma descubrieron que era posible anular el almacenamiento celular en dos formas simples de la memoria, las ya citadas memoria asociativa y no asociativa, a través de diversas manipulaciones, confirmando así que la fijación de cada recuerdo está relacionada con moléculas diferentes.
Lo consiguieron estimulando dos neuronas sensoriales del molusco Aplysia califórnica unidas por conexiones sinápticas a una misma neurona motriz. En un caso, estimularon la memoria asociativa y en el otro la memoria no asociativa.
Y fue así como pudieron determinar que fijando variantes de la enzima PKM en la neurona motriz, se podían borrar separadamente los recuerdos de la memoria asociativa y los de la memoria no asociativa, ya que las variantes de la enzima que refuerzan la sinapsis de cada una de las neuronas sensoriales, son diferentes.
Incluso pudieron establecer que es posible borrar recuerdos específicos usando variantes de otras moléculas que ponen ciertas enzimas PKM al abrigo de la degradación o, al revés, participan en la formación de ciertas enzimas PKM.
Fuente: Tendencias.21