Un nuevo estudio internacional ha identificado por primera vez los procesos que tienen un lugar en el cerebro de los animales cuando aprenden de estímulos visuales subconscientes. Los nuevos datos sobre cómo se producen exactamente este aprendizaje perceptivo inconsciente podrían conducir a tratamientos más eficientes para diferentes afecciones mentales.
La psicología, el psicoanálisis y otras ramas de las ciencias del comportamiento definen básicamente al subconsciente como todo aquello que se ubica «por debajo del umbral de la consciencia». En consecuencia, allí estaría la información en principio inaccesible durante la vida cotidiana, automática o consciente: la misma se manifestaría mediante el sueño, los lapsus, las metáforas y todas las expresiones que evaden la consciente y, en cierto modo, el sentido común .
Sin embargo, el acceso a este nivel de la actividad cerebral también puede ser utilizado para concretar aprendizajes significativos, cuyo impacto puede ser incluso más duradero y eficiente que aquellos conseguidos mediante tareas conscientes. Por ejemplo, el denominado aprendizaje implícito se produce de forma inconsciente y sin esfuerzo: aprendemos sin pensar en dicha acción en concreto, por ejemplo mediante simples repeticiones.
Estímulos visuales subconscientes
Ahora, una nueva investigación conducida por especialistas de la Universidad KU Leuven de Bélgica y de la que también participaron investigadores del Hospital General de Massachusetts y la Universidad de Harvard, ha logrado comenzar a desentrañar los misterios inherentes al aprendizaje subconsciente, determinando los procesos que tienen lugar en el mismo mediante un estudio realizado en monos Rhesus. Según un comunicado, trabajaron sobre estímulos visuales que no son perceptibles conscientemente, y que sin embargo luego pueden ser recordados.
En la investigación, publicada en la revista Neuron, los expertos activaron parte del sistema de recompensa en la base del tallo cerebral de los monos, concretamente en el área tegmental ventral, liberando dopamina. Esta hormona no solamente es crucial para el placer y la felicidad: también cumple un papel vital en los procesos cognitivos y de aprendizaje.
Mientras desarrollaban esta acción, los investigadores mostraban imágenes prácticamente invisibles de rostros y cuerpos humanos a los monos, entre otros estulos visuales difíciles de percibir de manera consciente, al mismo tiempo que les exigían otras tareas de gran complejidad.
Todo indicaba que en situaciones normales los animales no pueden ser capaces de recordar los estímulos enviados: ¿qué pasaría, en cambio, al activar la base del tallo cerebral?
Importantes resultados
El experimento comprobar que al activar la zona indicada del tallo cerebral los monos pudieron reconocer y recordar los estímulos visuales subconscientes, en tanto que no lo lograron cuando la estimulación mencionada fue interrumpida. Según los científicos, esto demuestra que existe una relación directa entre esta región del cerebro y los estímulos subconscientes.
Además, remarcaron que pudo comprobarse que la dopamina incentiva el aprendizaje subconsciente. También expresaron que durante el experimento se activaron zonas de la corteza visual del cerebro y otras áreas importantes para la memoria.
En ese sentido, y teniendo en cuenta las semejanzas entre monos y humanos, los investigadores creen que al profundizar en estos conocimientos en futuros estudios será posible desarrollar nuevos tratamientos para enfermedades relacionadas con la producción de dopamina, como la depresión, las adicciones o el Parkinson.
Según el profesor Wim Vanduffel, uno de los responsables del estudio, «al comprobar los resultados en humanos y estimular áreas del cerebro que producen dopamina, podríamos permitir por ejemplo que las personas recuperen el habla más rápidamente o mejoren sus habilidades motoras después de un accidente o enfermedad», concluyó.
Referencia
La estimulación eléctrica del área tegmental ventral del macaco impulsa el aprendizaje selectivo por categorías sin atención . Sjoerd R. Murris y col. Neuron (2021) .DOI: https: //doi.org/10.1016/j.neuron.2021.02.013
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