En un artículo publicado este jueves en ‘Science’, el equipo ha identificado un paso crítico en el proceso molecular que permite a las células reparar el ADN dañado.
Investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, por sus siglas en inglés), en Sidney, Australia, han hecho un descubrimiento que podría llevar a un fármaco revolucionario que realmente invierta el envejecimiento, mejore la reparación del ADN e, incluso podría ayudar a la NASA a llevar a sus astronautas a Marte.
En un artículo publicado este jueves en ‘Science’, el equipo ha identificado un paso crítico en el proceso molecular que permite a las células reparar el ADN dañado. Sus experimentos en ratones sugieren que es posible un tratamiento para el daño del ADN causado por el envejecimiento y la radiación y es tan prometedor que ha atraído la atención de la NASA, que cree que el tratamiento puede ayudar a su misión en Marte.
Aunque nuestras células tienen una capacidad innata para reparar el daño del ADN, lo cual sucede cada vez que nos exponemos al sol, por ejemplo, su capacidad para hacerlo disminuye a medida que envejecemos. Los científicos identificaron que el metabolito NAD +, que está presente naturalmente en cada célula de nuestro cuerpo, tiene un papel clave como regulador en las interacciones proteína-proteína que controlan la reparación del ADN.
El tratamiento de los ratones con un precursor NAD +, o “refuerzo”, llamado NMN, mejoró la capacidad de sus células para reparar los daños al ADN provocados por la exposición a la radiación o la vejez. “Las células de los ratones viejos eran indistinguibles de las de los ratones jóvenes, después de sólo una semana de tratamiento”, afirma el autor principal, el profesor David Sinclair, de la Escuela de Ciencias Médicas de la UNSW y la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, Estados Unidos.
Los ensayos en seres humanos de la terapia con NMN comenzarán en un plazo de seis meses. “Esto es lo más cercano que estamos a un fármaco antienvejecimiento seguro y eficaz, que está quizás a sólo entre tres y cinco años de estar en el mercado si los ensayos van bien”, señala Sinclair, que lleva un laboratorio en UNSW en Sydney.
UNA PÍLDORA EN EL HORIZONTE
El trabajo ha interesado a la NASA, que está considerando el reto de mantener a sus astronautas sanos durante una misión de cuatro años a Marte. Incluso en misiones cortas, los astronautas experimentan un envejecimiento acelerado por la radiación cósmica, además de que sufren debilidad muscular, pérdida de memoria y otros síntomas cuando regresan. En un viaje a Marte, la situación sería mucho peor: el 5 por ciento de las células de los astronautas morirían y sus posibilidades de cáncer se acercarían al cien por cien.
El profesor Sinclair y su colega de la UNSW, la doctora Lindsay Wu, ganaron el concurso iTech de la NASA en diciembre del año pasado. La radiación cósmica no es sólo un problema para los astronautas; todos estamos expuestos a ella cuando vamos a bordo de aviones, con un vuelo Londres-Singapur-Melbourne suponiendo una exposición a la radiación de aproximadamente el equivalente en radiación a una radiografía de tórax.
En teoría, el mismo tratamiento podría mitigar cualquier efecto del daño del ADN para los viajeros frecuentes. El otro grupo que podría beneficiarse de este trabajo son los sobrevivientes de cánceres infantiles, ya que –según Wu–el 96 por ciento de los sobrevivientes de cáncer infantil sufren una enfermedad crónica a los 45 años, incluyendo enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, enfermedad de Alzheimer y cánceres no relacionados con el tumor original.
“Todo esto se suma al hecho de que se ha visto acelerado su envejecimiento, que es devastador –dice –. Sería genial hacer algo al respecto y creemos que podemos con esta molécula”. Durante los últimos cuatro años, el profesor Sinclair y la doctora Wu han estado trabajando para convertir NMN en una sustancia farmacológica con sus compañías MetroBiotech NSW y MetroBiotech International.
Los ensayos en humanos comenzarán este año en el ‘Brigham and Women’s Hospital’, en Boston. Los hallazgos sobre NAD + y NMN dan un nuevo impulso al trabajo que ha hecho el Laboratorio de Investigación sobre el Envejecimiento de la UNSW durante los últimos cuatro años. Han estado viendo la interacción de una serie de proteínas y moléculas y sus funciones en el proceso de envejecimiento.
Ya habían establecido que NAD + podría ser útil para el tratamiento de diversas enfermedades del envejecimiento, la infertilidad femenina y también el tratamiento de los efectos secundarios de la quimioterapia. En 2003, el profesor Sinclair halló un vínculo entre la enzima anti-envejecimiento SIRT1 y resveratrol, una molécula natural que se encuentra en pequeñas cantidades en el vino tinto.
Fuente: Innovaticias