Skip to content
A lo largo de esta última década, desde que apareció el iPhone y se popularizaron los smartphones, han aparecido diversos estudios que asocian síntomas de depresión y ansiedad con un uso problemático de estos dispositivos.
Hablar de un uso problemático de los smartphones se refiere a utilizar estos dispositivos de manera que interfieran de forma negativa en nuestra vida diaria. Usos que nos lleven a perder el tiempo en el trabajo, por ejemplo, y a retrasarnos en nuestras tareas, son considerados problemáticos. También aquellos que nos lleven a dormir menos horas de las que solíamos o de las que debemos.
En la University of Toledo (la que se encuentra en la ciudad de Ohio, en Estados Unidos) han tratado de darle la vuelta a esta idea. Existen claros indicios de que la ansiedad y la depresión están asociadas con estos usos problemáticos de los smartphones. Pero, ¿qué relación tiene la utilización de estos terminales con las capacidades emocionales de las personas?
Un estudio realizado por investigadores de esta universidad, y publicado en la revista Computers in human Behavior, ha llegado a la conclusión que estos usos problemáticos de los smartphone se asocian con una falta de capacidad emocional. Aquellos que no son buenos lidiando con las emociones negativas presentaron índices más altos de uso problemático de los smartphones.
La investigación se llevó a cabo entre 261 estudiantes universitarios. En todos ellos se midieron sus niveles de tolerancia a las emociones negativas y su capacidad para la consciencia o atención plena (una cualidad psicológica que determina la habilidad de una persona para centrarse en el momento presente, dejando de lado preocupaciones por el futuro y sucesos pasados). La medición de estas dos capacidades pudo predecir, un mes después, quiénes de estos estudiantes harían un uso problemático del smartphone.
Aquellas personas que se enfrentaban mejor a sus emociones negativas y que se mostraban más atentas al momento presente eran menos propensas a informar sobre problemas asociados a sus smartphones. Sin embargo, quienes tenían menor habilidad para resistir la angustia emocional y se mostraban menos conscientes del momento admitieron más problemas vinculados al uso de su terminal.
Además, los investigadores vieron que la tolerancia a las emociones negativas influía en la relación entre el uso problemático del smartphone y la ansiedad. En cambio, la atención plena en el momento presente actúa de mediadora en la relación entre el uso problemático del dispositivo, la ansiedad y la depresión.
Aunque este estudio tiene sus limitaciones, pues está restringido a estudiantes universitarios, lo cierto es ya son muchas las investigaciones sociológicas que apuntan una relación entre un uso excesivo de los smartphones y la ansiedad. No es descabellado que este uso se vincule también a una falta de capacidad para lidiar con las emociones negativas.
Fuente: TECNOXPLORA