Los áridos son la segunda sustancia más consumida por la humanidad después del agua, siendo el principal material empleado en construcción, tanto como material suelto como formando parte de hormigones, morteros, prefabricados, etc. Un equipo compuesto por investigadores de la ETSI de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha cuantificado las emisiones de dióxido de carbono (CO2) causadas por el incremento de la distancia de trasporte de los áridos desde sus lugares de extracción hasta las áreas de consumo, utilizando como caso de estudio la Comunidad de Madrid. Los investigadores han estimado que durante el período 1995-2018 se ha generado un incremento de las emisiones −al menos 300.000 toneladas de CO2− causadas por el aumento de las distancias medias recorridas.
En zonas de alta densidad de población, como la Comunidad de Madrid, el consumo de materiales de construcción, como los áridos, es muy elevado. Sin embargo, las áreas de obtención de estas materias primas se están alejando progresivamente de las zonas donde se emplean debido a diversos motivos, lo que se traduce en importantes impactos ambientales y de seguridad, siendo el aumento de las emisiones de CO2 uno de los más importantes.
Camión de áridos entrando a Madrid / Fuente UPM
Para estudiar estos impactos, investigadores de dos universidades madrileñas, UPM y UCM, han analizado la evolución de las distancias medias del transporte de áridos, desde 1995 hasta 2018, para satisfacer la demanda de la Comunidad de Madrid. La modelización se ha realizado mediante un Sistema de Información Geográfica (SIG) y el empleo de técnicas de localización-asignación (“Location-Allocation”). Gracias a este método se ha analizado la relación entre la producción de las canteras activas cada año y las demandas anuales de cada municipio, minimizando las distancias a recorrer. Con esta modelización se ha podido constatar un aumento de las distancias medias recorridas (ida y vuelta), desde los 77 kms del año 1995 hasta los 111 kms del año 2018. “Este incremento de la distancia ha provocado un exceso de transporte de más de 205 millones de kilómetros, distancia equivalente a ir y volver a la luna más de 250 veces, lo que ha generado un incremento de emisiones de CO2 de al menos 300.000 toneladas en el periodo de estudio”, señala José Ignacio Escavy, investigador de la UPM que ha participado en el estudio.
Además de las emisiones directas a la atmósfera, el aumento de kilómetros recorridos tiene un impacto en otras variables como en la seguridad de la circulación, un mayor desgaste y necesidad de mantenimiento de infraestructuras, mayor número de camiones para transportar la misma cantidad de material, o el incremento del precio de los áridos por el coste de transporte.
Explotación de áridos cerca del río Jarama / Fuente UPM
El equipo también ha analizado las principales causas que han llevado a este aumento de las distancias, siendo la principal la reducción progresiva del número de canteras de áridos activas en la Comunidad de Madrid, incluso en la época del “boom de la construcción” de los años 2000. Sólo una fracción de las canteras que han ido cerrando en esta Comunidad ha sido reemplazada por nuevas explotaciones. Entre los diferentes factores que han provocado la reducción del número de explotaciones se ha estudiado el impacto del efecto NIMBY (“not in my back yard”). Este efecto se produce por el rechazo que generan ciertas actividades en las cercanías a núcleos de población. Otros factores estudiados han sido la existencia de restricciones legales a la apertura de explotaciones (por ejemplo protecciones medioambientales, urbanísticas, etc.), competencia entre diversos usos del suelo, falta de previsión y planificación del territorio teniendo en cuenta las necesidades de áridos, etc.
“El motivo principal de esta situación en la Comunidad de Madrid es una planificación que no ha previsto suficientemente las necesidades de materiales de construcción para el desarrollo urbanístico y de infraestructuras y que no ha reservado zonas de explotación de estos recursos, ya que cerca del 92% del territorio de la Comunidad de Madrid presenta limitaciones a la apertura de canteras por diversos motivos, indica Escavy.
Cantera de áridos restaurada como campo de cultivo / Fuente UPM
El segundo factor más importante que ha provocado la deslocalización de las explotaciones de áridos ha sido la competencia por los usos del suelo con otras actividades económicas (constructivas, industriales, comerciales, agrícolas, de generación de energías renovables, etc.). El estudio ha determinado también, sorprendentemente, la poca influencia que ha tenido el efecto NIMBY en la reducción del número de canteras, habiéndose registrado en todo el periodo de estudio tan sólo dos focos de movilización ciudadana contra la apertura de explotaciones. Estos factores, en mayor o menor medida, han forzado a las empresas explotadoras de áridos a deslocalizar la producción a las provincias vecinas, incrementando de esta manera la distancia de transporte entre las zonas de producción y consumo.
“El estudio que hemos realizado establece la importancia de realizar una estimación de las potenciales necesidades de materiales de construcción a corto, medio y largo plazo, así como su integración en la planificación territorial. Esto repercutiría de manera directa en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y se potenciaría el comercio de proximidad para la industria de los áridos, al igual que se hace con otros productos de gran consumo”, concluyen los investigadores.
Referencia bibliográfica:
J. I. Escavy, M. J. Herrero, F. López-Acevedo, L. Trigos. The progressive distancing of aggregate quarries from the demand areas: Magnitude, causes, and impact on CO2 emissions in Madrid Region (1995–2018). Resources Policy. Volume 75, March 2022. https://doi.org/10.1016/j.resourpol.2021.102506