Detalles genéticos de la gran variedad de microbios que habitan en los pozos de fractura hidráulica han revelado como novedad que tienen poder para producir metano.
Así lo concluye un estudio dirigido por científicos de la Universidad Estatal de Ohio y publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS).
Eso significa que es posible que las pequeñas formas de vida puedan crear más energía, y de una fuente diferente, a la que las compañías de ‘fracking’ están buscando en primer lugar. Por otro lado, los microbios hallados en muestras de pozos en Ohio, West Virginia y Pensilvania podrían señalar problemas potenciales desde el punto de vista de la industria: podrían resultar corrosivos, tóxicos o problemáticos, apunta en un comunicado la autora principal del estudio, Kelly Wrighton, profesora asistente de Microbiología en el Estado de Ohio.
“Las compañías de energía gastan una gran cantidad de dinero y recursos tratando de deshacerse de la vida en estos sistemas”, afirma. La fracturación hidráulica implica forzar fisuras abiertas en las rocas profundas de la tierra mediante la introducción de líquidos a alta presión y otros componentes, como arena y productos químicos, para extraer petróleo o gas. Los químicos, los estabilizadores y el agua inyectada en los pozos están contribuyendo indudablemente a la diversidad microbiana dentro de ellos, señalan los investigadores.
Si hubiera vida en Marte, sería algo similar
Las comunidades de microbios altamente interactivos que viven en las grietas llenas de líquido creadas por el ‘fracking’ podrían tener serias implicaciones para las compañías energéticas, la salud humana y los científicos que investigan el potencial de la vida en Marte.
Este fue el primer estudio que analizó microbios de múltiples sitios en un ambiente controlado, y presentó una oportunidad científica poco común, afirma el coautor del estudio Michael Wilkins, profesor asistente de Ciencias de la Tierra en el Estado de Ohio. “Estos pozos son muy profundos y difíciles de muestrear: el acceso al líquido en los pozos nos ofreció una oportunidad única para comprender cómo estos microbios se ganan la vida en estas condiciones de salinidad, alta presión y alta temperatura”, explica Wilkins.
Los hallazgos detallados en el estudio aportarán información a la industria de ‘fracking’, ambientalistas y otros; pero también tienen implicaciones potenciales mucho más lejos de casa. “Encontrar vida en estas condiciones rocosas, saladas y difíciles de sobrevivir no sería diferente a hallar vida en otro planeta”, dice Wrighton, quien recientemente solicitó una subvención de la NASA en relación con esa búsqueda. “Si queremos pensar cómo sería la vida si pudiera existir en Marte, éste es probablemente un buen lugar para comenzar”, agrega.
Estudios previos sobre pozos de ‘fracking’ documentaron la presencia de algunos microbios y destacaron su capacidad para producir metano, pero no ofrecieron información detallada sobre cómo de complejas son las comunidades y cómo interactúan, apunta el coautor del estudio Mikayla Borton, graduado en Ciencias Ambientales y estudiante en el laboratorio de Wrighton.
Esas respuestas provienen de tomar 40 muestras de cinco pozos de fracturación hidráulica en el laboratorio, manipular el medio ambiente para “extraer” microbios que no se hubieran identificado en un experimento de campo básico y realizar análisis genómicos. Los investigadores también agregaron un compuesto llamado glicina betaína a las muestras y rastrearon la liberación de gas a lo largo del tiempo, confirmando que, cuando se les solicitó, los microbios produjeron metano.
“Es realmente importante saber qué pueden hacer estos organismos para captar su potencial genómico e interacciones metabólicas, y descubrir qué impacto podría tener en el ecosistema”, afirma Borton.
“Encontramos aquí que los pozos múltiples tienen microorganismos similares, que son capaces de producir metano. En teoría, eso podría significar que estimular la comunidad microbiana de alguna manera podría aumentar los rendimientos de energía. Eso no se ha hecho todavía en la lutita, pero se hace en otros sistemas, incluso en la minería del carbón”, dice.
Además, los microbios que se encuentran en las minas de fractura hidráulica tienen un paralelismo con los microbios presentes en otros ecosistemas ricos en proteínas, incluidos el intestino humano y el suelo, según Borton. “Lo que aprendamos sobre estos microbios de ‘fracking’ podría tener el potencial de ayudar a responder a preguntas sobre la salud humana, incluida la forma en que se forma la placa en nuestras arterias cuando tenemos una enfermedad cardiovascular”, concluye.
Fuente: europapress.es