La Puerta de Plutón era, en la antigua Roma, la puerta a los infiernos. Esta cueva, conocida como Ploutonion, en griego, o Plutonio, en latín, ha sido encontrada entre las ruinas de la antigua Hierápolis, Frigia, actualmente Pamukkale (Turquía). Ls científicos creen haber descubierto por qué se consideraba la entrada al inframundo: contenía una nube concentrada de dióxido de carbono que sofocaba a los que quisieran entrar.
Las investigaciones han revelado que los sacerdotes romanos realizaban allí sacrificios rituales, en los que los toros eran usados como ofrendas. Las reses caían inconscientes a causa de esas emanaciones, y los sacerdotes procedían entonces a sacrificarlas. Incluso hoy en día, miles de años después, las aves que vuelan demasiado cerca de la entrada de la cueva se caen muertas, lo que demuestra que sigue siendo tan mortal como siempre.
No solo eso, para probar sus poderes divinos, los sacerdotes que salían ilesos de la prueba, incluso metían la cabeza en el hueco como parte del espectáculo. Pero ¿cómo es posible que a ellos el dióxido de carbono no les afectara?
Ahora, un equipo de investigadores de la University of Duisburg-Essen (Alemania) ha publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences la respuesta a este misterio. Al parecer, las emanaciones son mayores durante las horas de la noche, y durante el día el gas es disipado por el Sol, así que la mayor acumulación de gas se produce al amanecer, a una altura que llega hasta casi medio metro de altura. Pero, a partir de ahí, comienza a disminuir. Además, a 10 centímetros del suelo, la concentración de gases es del 35%, pero a partir de los 40 centímetros de altura, disminuye rápidamente, por ese motivo, los animales que eran conducidos allí al amanecer para ser sacrificados, quedaban anestesiados por sus efectos, pero no afectaban a alos seres humanos.
Fundada alrededor de 190 aC por Eumenes II, rey de Pérgamo (197 aC-159 aC), Hierápolis se dedicó a Roma en el año 133 a.C. La ciudad helenística se convirtió en una floreciente ciudad romana, con templos, un teatro y populares aguas termales sagradas, que se creía que poseían propiedades curativas. El hallazgo fue realizado hace siete años por un equipo de la Universidad de Salento (Italia).
El mismo equipo ha llevado a cabo una amplia investigación arqueológica en Hierápolis Patrimonio Mundial. Hace dos años, los investigadores aseguraron haber encontrado allí la tumba de San Felipe, uno de los 12 apóstoles de Jesucristo.
Los arqueólogos de la Oficina de Antigüedades de Israel hallaron en diciembre edificios de piedra y varios cientos de artefactos durante las excavaciones del antiguo campamento militar romano en el norte del país, informa Haaretz. Los científicos también encontraron una cueva artificial en la que había una olla de cocina con restos de un hombre incinerado, probablemente un soldado. En los siglos II-III d. C. en el campamento fue acantonada la Legio VI, que participó en la represión de la rebelión de Bar Kojba en 132-135.
Fuente: nmas1.org