Hace unos días arrancó un nuevo año o, lo que es lo mismo, una nueva vuelta de nuestro planeta alrededor del Sol. Lo que poca gente sabe es que, al margen de lo que a cada uno nos depare la vida, este rodeo estelar no será exactamente igual que el de 2017.
Aunque la relación entre la Tierra y el Sol es estrecha e intensa, ahora sabemos que esta estelar pareja se está distanciando. No es gran cosa, sólo 15 centímetros cada año, según calcularon hace más de una década Gregoriy A. Krasinsky y Victor A. Brumberg. Pero la cosa tiene su intríngulis.
Algunos científicos sugieren que el fenómeno se explica porque el Sol pierde masa, debido tanto a la fusión natural que ocurre en su interior como al viento solar. Y eso hace que merme su fuerza gravitacional, y que cada año le cueste un poco más mantener a la Tierra a su lado. Sin embargo, un equipo de investigadores japoneses cree que la explicación es otra muy distinta. Aseguran que el alejamiento progresivo tiene que ver con las mareas que la canica azul provoca en el Sol.
Al parecer, la masa de nuestro planeta levanta una pequeña pero permanente marea en su estrella. Y como consecuencia de las mareas, el giro del Sol sobre sí mismo se frena unos 0,0003 segundos cada año. En la jerga física, diríamos que la Tierra se aleja porque el Sol pierde momento angular.
Paralelamente, la Luna sigue su propia evolución. Resulta que nuestro satélite inseparable también se está separando poco a poco de nosotros. A finales de 2018 se situará 3,8 centímetros más lejos que en Año Nuevo. Y a la larga, eso también nos afectará. No por una cuestión de sentimentalismo, sino porque frenará la rotación de nuestro planeta lo suficiente para alargar duración de los días.
De hecho, cuando la Luna estaba pegada a la Tierra hace millones de años los días duraban apenas 5 horas. Pero a medida que se distanciaba, los días se prolongaron hasta durar 24 horas. Y siguen dilatándose cada año. Concretamente a un ritmo de 1,8 milésimas de segundo por siglo, según cálculos recientes. Insignificante para un humano, pero importante en términos astronómicos.
Para colmo, el eje de la Tierra, que actualmente tiene una inclinación fija de 23º, se desestabilizará cuando la Luna se aleje. Y eso podría hacer que los polos se desplacen 90º y bajen hasta el ecuador. Con tanto giro, el clima terrestre se volverá bastante caótico. Quién sabe si los humanos seguiremos aquí para verlo.
Fuente:TECNOXPLORA