Unas diminutas máquinas, a las que se puede describir como nanocohetes, son candidatas ideales para liberar fármacos en puntos muy precisos del interior del cuerpo humano. Unos químicos han demostrado ahora por vez primera la capacidad de controlar por completo el movimiento de un nanocohete. Esta capacidad se consigue gracias a dotar a dichos nanocohetes de frenos que responden a la temperatura. Se trata de una característica interesante para aplicaciones prácticas, dado que la sensibilidad a la temperatura permite al nanocohete detenerse en tejidos enfermos, donde esta es más alta.
Los nanosistemas blandos con los que trabaja el equipo de Daniela Wilson, jefa del departamento de química bioorgánica en la Universidad Radboud, en la ciudad neerlandesa de Nimega, se autoensamblan, lo que significa que forman unidades funcionales de manera espontánea. Esto permite que los nanocohetes puedan tener formas muy variadas, lo cual los hace candidatos ideales para contener carga, como por ejemplo medicamentos.
El sistema de frenado de los nanocohetes consiste en escobillas hechas de polímeros (cadenas largas de unidades sensibles) que se forman sobre la superficie de los nanocohetes. Estas escobillas se hinchan o se deshinchan en respuesta a la temperatura ambiental y de esta forma regulan el acceso del cohete al combustible; en este caso, H2O2, peróxido de hidrógeno. Su sensibilidad es alta, como se aprecia por el hecho de que se deshinchan de inmediato a una temperatura de 35 grados centígrados o superior, haciendo que se pare la máquina.
Wilson y sus colegas también han ideado una manera de que los campos magnéticos pequeños puedan actuar como timón para los nanocohetes. Provocando la formación de cierto material metálico magnético en el núcleo de los cohetes, se puede usar el campo magnético para guiarlos hacia las direcciones deseadas.
Enero 2016
Fuente: noticiasdelaciencia.com