El viento en Marte existe aunque su intensidad es mucho más baja que en la Tierra. Por eso, los estragos que el viento produce en el planeta vecino son prácticamente nulos.
Imaginen un riachuelo cuyas aguas viajan a una velocidad baja, pongamos, 5 km/h. Esa es la velocidad aproximada del paso al andar de un adulto. Por otro lado, imaginen un río 120 veces más caudaloso que también viaja a 5 km/h. ¿Cuál de los dos es más destructivo? Creo que la pregunta tiene fácil solución.
Esto es un paralelismo de lo que ocurre en Marte: la atmósfera de la Tierra es 120 veces más densa que la de Marte. “Los vientos de Marte han llegado a alcanzar los 100 km/h en condiciones de tormentas de polvo. En ellas los procesos dinámicos son 120 veces menos intensos”, declara Jorge Pla-García, científico del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) que participa en el control de la estación medioambiental REMS a bordo del Curiosity en Marte.
La clave de esto es la presión atmosférica: en la Tierra es de unos 1013,30 hPa mientras que en Marte es de unos 8,45 hPa, de ahí que el valor de esa relación sea 120. Esos vientos de 100 km/h en nuestro planeta pueden causar estragos en ciudades derribando árboles y mobiliario urbano. Sin embargo, en Marte esta intensidad sería muchísimo menor aunque la velocidad sea la misma. “Un huracán en Marte sería una brisa marina en la Tierra”, añade Pla-García.
La escasa intensidad de esos vientos marcianos hace que tan solo afecte a las partículas más pequeñas a pesar de que en Marte hay menos intensidad gravitatoria.
Las tormentas de polvo que se observan en Marte son posibles porque en el suelo del planeta vecino hay partículas cuya mayor parte son mucho más pequeñas que los granos de arena de los desiertos terrestres; se parecen más a las partículas de ceniza o al humo de un cigarrillo y esos vientos marcianos, aunque débiles, sí que son capaces de levantarlas.
A esto se une además las corrientes de aire caliente que provoca el Sol sobre el suelo marciano, que favorecen estos levantamientos de polvo.
Es por eso que la velocidad de un viento de por sí no tiene ningún valor para saber cómo interacciona con su entorno. Sin embargo, al conocer la presión atmosférica se pueden predecir los efectos que puede provocar.
¿Y qué sucede en Venus?
Si por ejemplo estuviésemos en Venus, los vientos serían mucho más devastadores que en nuestro planeta ya que la presión atmosférica es 92 veces más intensa. Allí, una brisa de 3 ó 4 km/h equivaldría a un auténtico tornado en nuestro planeta.
Así que mientras que nuestra atmósfera nos parece “normal”, la de Venus nos aplastaría sin remisión. Por otro lado, la de Marte se parece más a un vacío. Pero no lo olviden, siempre visto desde nuestra perspectiva.
Fuente: Tecnoxplora