Imagina un micrófono tan preciso y sensible que es capaz de grabar el sonido que hacen las bacterias al nadar o el murmullo que emite el núcleo de una célula viva. Un equipo de investigadores acaba de presentar exactamente eso, y podría incluso servir para detectar el cáncer.
La idea del equipo de la Universidad de California San Diego era añadir más información (información sonora) a la que ya conocemos de los microscopios electrónicos y atómicos, que es en su mayor parte visual. Para ello han ideado un dispositivo consistente en una hebra de fibra óptica fabricada en óxido de estaño y recubierta de un polímero confeccionado a partir de nanopartículas de oro.
La interacción de estas nanopartículas con la luz permite medir la más mínima perturbación en el fluido en el que está sumergida la fibra, sea el movimiento de los flagelos de una célula o el sonido que produce al moverse. El dispositivo ha demostrado ser 10 veces más preciso midiendo estas perturbaciones que un microscopio atómico. Es capaz de detectar sonidos de hasta -30 decibelios.
El próximo paso de los investigadores es probar diferentes polímeros de cobertura y usar el dispositivo para medir la actividad celular. El resultado será un estetoscopio tan sensible que podrá incluso registrar los cambios que se producen dentro de las células cuando estas desarrollan mutaciones que puedan derivar en tumores. El descubrimiento acaba de publicarse en la revista Nature Photonics.
Fuente: Gizmodo