Un equipo de investigación desarrolla una pintura conductora que convierte elementos como una pared y un muñeco de plastilina en dispositivos capaces de responder al tacto
¿Le gustaría tener un juguete, volante, pared o guitarra eléctrica que incorpore un panel táctil?
Probablemente se encuentra con pequeños paneles táctiles todos los días –en los teléfonos móvil y en las cajas de las tiendas, por ejemplo–, pero seguramente no se cruza con demasiadas superficies sensibles al tacto que sean enormes o no totalmente planas. La razón es que resulta caro y complejo añadir este tipo de interacción a superficies grandes e irregulares.
Eso pronto podría cambiar. Unos investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon (EEUU) afirman haber desarrollado una manera de convertir diferentes tipos de dispositivos en sensibles al tacto tras rociarlos con una pintura conductora, la cual añade electrodos y funciones de computación en cualquier punto que alguien los presione.
“Estos juguetes y objetos antes estáticos y no interactivos pueden ser ahora interactivos”, afirma el alumno de posgrado y líder del proyecto Yang Zhang.
Llamada Electrick, esta pintura puede utilizarse sobre materiales como plástico, gelatina y silicona. El avance podría abaratar mucho también el rastreo del tacto, ya que se basa en pinturas y piezas ya disponibles, señala Zhang. El proyecto fue presentado a principios de mes en la conferencia de interacciones ordenador-humano CHI en Denver (EEUU).
Zhang explica que los investigadores compraron una pintura conductora en espray –la que compraron generalmente se utiliza para cubrir componentes electrónicos y reducir las interferencias electromagnéticas-. Después, rociaron un montón de objetos, incluidos un volante, una mesa, un perro de juguete, un mapa de Estados Unidos y una pared. Colocaron electrodos en el perímetro de cada objeto y los conectaron a un circuito impreso de sensores, el cual estaba a su vez conectado a un portátil con el software propio que habían desarrollado.
Cuando se toca una de estas superficies ahora conductoras, se distorsiona el campo eléctrico generado por el circuito impreso de sensores y los electrodos. El circuito impreso de sensores detecta estas distorsiones y el software las analiza para determinar dónde se produjeron los toques y qué debería suceder como consecuencia (digamos, desplazar un control deslizante virtual hacia arriba o abajo, presionar un botón virtual y reproducir un sonido). Un vídeo de demostración publicado por los investigadores muestra cómo se utiliza Electrick para cosas como detectar la presencia de manos y gestos sobre un volante, además de reproducir diferentes efectos de sonido según la parte que se toque de un muñeco de nieve hecho de plastilina. Los investigadores también Electrick-ificaron una pared para controlar una lámpara: el usuario podía tocarla para encender o apagar la lámpara y deslizar el dedo hacia arriba o abajo para atenuar o intensificar la luz.
Zhang indica que los investigadores comprobaron que los dispositivos potenciados por Electrick tuvieron un 99% de precisión al determinar si una persona los tocaba o no. La distancia media de error para detectar el tacto es de menos de un centímetro, asegura.
Aunque el sistema actual necesita conectarse con cables, éste podría volverse inalámbrico ya que el circuito impreso de sensores cuenta con un módulo de Bluetooth. Zhang asegura que podría utilizarse para transmitir datos a una aplicación de teléfono móvil.
Al final, a Zhang le gustaría convertir Electrick en un producto comercial, pero existen varios problemas que tendría que abordar primero. Los investigadores aún no saben cuánto puede durar la tecnología, incluso en el caso de proteger su pintura conductora con otro recubrimiento (según Zhang, Electrick seguiría funcionando de esa manera). Otro problema es la interferencia electromagnética de la electrónica, como microondas y luces que afecten ocasionalmente a la monitorización del tacto, explica.