La Tierra se formó hace más de 4.500 millones de años y la vida pluricelular apareció en nuestro planeta hace 1.400 millones de años, pero el devenir terrestre se rige por ciclos geológicos de origen desconocido que no sabemos cómo interpretar.
A lo largo de su dilatada historia, la Tierra ha vivido eventos geológicos importantes, como extinciones marinas y terrestres, grandes derrames volcánicos de lava, períodos en los que los océanos se quedaron sin oxígeno, fluctuaciones del nivel del mar y cambios o reorganización en las placas tectónicas.
Una nueva investigación de la Universidad de Nueva York ha descubierto ahora que esa dinámica geológica está sujeta a ciclos, y que los eventos críticos que han marcado la historia de nuestro planeta no ocurren aleatoriamente, sino en momentos relativamente precisos de la evolución planetaria.
Los investigadores analizaron un total de 89 eventos geológicos importantes que han ocurrido en la Tierra en los últimos 260 millones de años, que representan el 6 por ciento del total de la edad del planeta.
Descubrieron dos datos importantes: en primer lugar, que estos eventos geológicos globales tienen una recurrencia de 27,5 millones de años.
En segundo lugar, que el último momento crítico del planeta tuvo lugar hace 7 millones de años, lo que significa que faltan todavía 20 millones de años para la siguiente convulsión geológica.
Según los investigadores, los eventos geológicos globales están generalmente correlacionados y parecen venir en pulsos con un ciclo subyacente de esos 27,5 millones de años.
Tema relacionado: El impacto humano cambia la geología y el clima
Causas posibles
Los investigadores consideran que estos episodios pueden ser la manifestación de ciclos de actividad que se desenvuelven en el interior de la Tierra, relacionados con la tectónica de placas y cambios en el clima, sin descartar por ello otros posibles factores, como ciclos en la órbita terrestre.
Las placas tectónicas son fragmentos de litosfera (la capa externa y rígida de la Tierra, cuya profundidad oscila entre los 10 y los 50 km) que se mueven como bloques rígidos sobre el manto superior terrestre.
Estos movimientos tectónicos provocan deformaciones en la corteza y litosfera de la Tierra, que han dado origen a la formación de las fosas oceánicas, de las grandes cadenas montañosas y de las grandes fracturas en la corteza (fallas), así como a terremotos y volcanes.
Asimismo, estos movimientos están relacionados con las variaciones climáticas que ha vivido la Tierra a lo largo del tiempo, ya que la posición de los continentes determina en gran medida el clima global.
Además, la Tierra describe anualmente alrededor del Sol un camino elíptico llamado órbita que marca ciclos de distancias diferentes respecto a nuestra estrella, afectando a la radiación solar que recibimos a lo largo del año.
Al mismo tiempo, el ángulo de la inclinación del eje axial de la Tierra respecto al plano orbital varía en un ciclo aproximado de 41.000 años. Las variaciones orbitales han sido las causantes de los períodos glaciales e interglaciares que ha vivido la Tierra a lo largo de su vida.
Aunque todavía no saben con certeza qué origina los ciclos geológicos detectados, los investigadores de la Universidad de Nueva York, que han publicado sus resultados en la revista Geoscience Frontiers, consideran que tienen que ver tanto con la tectónica, como con los cambios en el clima subsiguientes y con los ciclos orbitales de nuestro planeta.
Hay más ciclos
El autor principal de esta investigación, el geólogo Michael Rampino, atribuye también estos ciclos a los impactos de los cometas.
En una investigación publicada en 2020, relaciona las extinciones masivas del pasado, terrestres y marítimas, con los impactos de asteroides y erupciones volcánicas masivas, ocurridos también en ciclos de 27 millones de años.
Sin embargo, estas investigaciones no son las únicas que han detectado ciclos significativos en la historia del planeta: la Tierra no solo cambia poderosamente cada 27,5 millones de años, sino que además tiembla cada 26 segundos, tal como informa la revista Discover.
Aunque el fenómeno es conocido desde hace sesenta años, todavía no existe una explicación de este ciclo sísmico, imperceptible para nosotros, pero diáfano para los sismógrafos.
Se ha situado su origen en el océano Atlántico ecuatorial, así como en el Golfo de Guinea, frente a la costa occidental de África, relacionado con la estación del año (es más intenso en el invierno austral), o con las tormentas tropicales, con la actividad volcánica o con las olas del mar, que transfieren energía a la tierra.
Aunque llevamos más de 200.000 años gestionando nuestro planeta, todavía no hemos averiguado a qué se deben los ciclos que rigen las catástrofes geológicas, o los seísmos que nos remueven los pies cada 26 segundos.
Referencias
A pulse of the Earth: A 27.5-Myr underlying cycle in coordinated geological events over the last 260 Myr. Michael R. Rampino et al. Geoscience Frontiers, Volume 12, Issue 6, November 2021, 101245. DOI:https://doi.org/10.1016/j.gsf.2021.101245
A 27.5-My underlying periodicity detected in extinction episodes of non-marine tetrapods. Michael R. Rampino, et al. Historical Biology, 10 Dec 2020. DOI:https://doi.org/10.1080/08912963.2020.1849178