José Carlos Rubio, investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, ha desarrollado un cemento capaz de emitir luz que tiene una duración de vida de cien años.
“Hace nueve años que inicié con el proyecto me di cuenta que no existía nada igual a nivel mundial y entonces empecé a trabajar en ello. El problema es que el cemento es un cuerpo opaco que no permite el paso de la luz”, dijo José Carlos Rubio.
El cemento generalmente pasa desapercibido aunque forma parte del entorno. Sus ventas son indicadores de la economía de un país, está en todas partes del mundo y es considerado el material más utilizado por el ser humano después del agua.
Tradicionalmente el cemento es un polvo que al adicionarle agua se disuelve como una pastilla efervescente. “En ese momento se empieza a formar un ‘gel’, parecido al que se usa para el cabello, pero mucho más sólido y resistente; también se crean hojuelas o cristales que son subproductos no deseados en el cemento endurecido”.
En la investigación se enfocó en modificar la microestructura del cemento a fin de que no tuviera cristales y fuera totalmente gel, logrando que absorbiera la energía solar y luego la regresara al medio ambiente en forma de luz.
Por la mañana el edificio, carretera, camino o plataforma petrolera que cuente con el nuevo cemento puede absorber la energía solar y emitirla durante la noche hasta por doce horas. Incluso aunque el día esté nublado, con los pocos rayos que llegan es suficiente para recargarse, incluso puede usarse en espacios con poca luz como un baño, refiere el investigador.
El investigador José Carlos Rubio explicó que la mayoría de los materiales fluorescentes están hechos de plástico y duran en promedio tres años porque se deterioran con los rayos ultravioleta; sin embargo, el nuevo cemento es resistente al Sol y tiene un tiempo de vida aproximado de cien años.
Además, es ecológico porque se hace de arena, tierra o arcilla lo cual forma el gel, y durante su fabricación sólo se libera vapor de agua. Actualmente existe en color azul y verde, y la intensidad de luminiscencia puede regularse para evitar deslumbrar a los ciclistas o automovilistas.
Actualmente, la investigación se encuentra en la etapa de transferencia y comercialización y se busca su aplicación en yeso y otros productos para la construcción.