Investigadores de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), en colaboración con sus colegas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), patentaron un compuesto químico que permitirá combatir la enfermedad de Chagas.
El doctor en ciencias químicas y responsable del desarrollo de los compuestos en la investigación, Juan Luis Bautista Martínez, destaca que desde hace 18 años ha trabajado con fórmulas parecidas hasta llegar a esta última que, después de efectuar pruebas in vitro con el parásito Trypanosoma cruzi, causante del mal de Chagas, demostró su potencial como tratamiento alternativo para esta enfermedad transmitida por un insecto triatomino, comúnmente conocido como “chinche besucona”.
En entrevista, indica que están pendientes los experimentos en seres vivos, así como su viabilidad, por lo que aún no puede ser considerado un medicamento.
Los resultados obtenidos hasta el momento, precisa, han sido producto de una colaboración entre investigadores y alumnos de las facultades de Medicina y Ciencias Químicas de la propia universidad oaxaqueña, entre ellos los doctores Eduardo Pérez Campos y Adriana Moreno Rodríguez, así como de las facultades
de Medicina y Química de la UNAM.El integrante nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) refiere que el motivo que los llevó a efectuar estudios para abatir este padecimiento está en relación con su crecimiento en todo el mundo, pero principalmente en las zonas con altos índices de marginación.
Reconoce que si bien en este momento la investigación se encuentra detenida a falta de insumos, continúan la caracterización del compuesto químico y están a la espera de gestiones para realizar las pruebas correspondientes.
En la actualidad, la enfermedad de Chagas es tratable en la etapa inicial por un periodo de 90 días, tiempo que transcurre desde el contagio hasta el ocultamiento de síntomas; mientras que en la etapa crónica, que puede durar hasta 20 años, el parásito se introduce a la célula y causa crecimiento del corazón y órganos como el esófago, colon, entre otros.
Anualmente se detectan entre 130 y 150 personas infectadas en todo el estado de Oaxaca. Y aunque la enfermedad se focalizaba en la región de la Costa del estado, en los últimos 10 años, debido a la movilidad poblacional y al cambio de las temperaturas ambientales, se ha extendido, incluso, a la región de los Valles Centrales, donde se encuentra ubicada geográficamente la capital.
Transmisión
La responsable de Otras Enfermedades Transmitidas por Vector de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), Ana Livia Posada Jiménez, precisa que no es el piquete del triatomino lo que transmite la enfermedad, sino las heces fecales del insecto contaminadas con el parásito.
La chinche, explica, inyecta también una sustancia que adormece la región donde pincha, por lo que la persona no se da cuenta de la picadura hasta que el animal termina de alimentarse y se retira, es entonces cuando provoca comezón; y al rascarse, introduce los parásitos a través de las escoriaciones que se producen por esta acción.
Sin embargo, resalta que no todas las chinches defecan al momento de picar, ni tampoco todas son portadoras del parásito. Por lo que en cuanto se presenten síntomas como un chagoma (roncha) de hasta 10 centímetros de diámetro, fiebre ocasional, inflamación de un párpado sin dolor ni datos de infección (signo de Romaña), se debe acudir a la unidad médica.
“La enfermedad de Chagas es un problema de salud pública en la entidad porque en todo el estado se cuenta con presencia del vector que es el triatomino, así como reactivos positivos de personas con el parásito”, advierte.
Agrega que el tratamiento que brinda la institución es gratuito en los centros de salud y actúa de manera positiva en 100 por ciento de los casos en la primera etapa del padecimiento (aguda), mientras que en la etapa crónica su efectividad disminuye, aunque tiene la capacidad de reducir la posibilidad de que los pacientes presenten complicaciones.
Otras formas de contagio, refiere, es de madre a hijo durante la gestación, trasplante de órganos, consumo de animales silvestres mal cocinados o transfusión sanguínea.
Posada Jiménez afirma que para que un caso sea corroborado como mal de Chagas, los servicios de salud llevan a cabo dos pruebas de laboratorio y rectifican con el Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (INDRE) para estar completamente seguros de que la persona se encuentra infectada.
El profesor investigador de tiempo completo en la UABJO, Juan Luis Bautista Martínez, confía en continuar con los estudios del compuesto químico para obtener un resultado que permita dar tratamiento a las personas infectadas con el parásito y evitar defunciones.
Fuente: Agencia Informativa Conacyt