Criptomoneda, bitcoin y dinero electrónico son términos tan parecidos y confusos, que la mayoría de las personas tienden a pensar que son sinónimos, pero no es así.
Incluso, algunos medios de comunicación incentivan esta confusión. Un ejemplo de esto es Libra, el nuevo servicio financiero de Facebook, a la cual han denominado como criptomoneda y como dinero electrónico a la vez, pero son conceptos completamente diferentes.
Dinero digital
Gracias a la gran expansión del comercio electrónico, el uso del dinero digital ha ido en boga, ya que prácticamente es lo único que se utiliza en este tipo de transacciones.
El dinero digital es la forma en la que pagas un producto o servicio, pero sin utilizar dinero físico. Por ejemplo, cuando compras algo de una tienda online, usas tu tarjeta de crédito o débito para pagarlo. Realmente nunca le entregas los billetes al vendedor, ellos únicamente reciben el incremento a su cuenta de banco con el monto del valor de lo que hayas comprado.
Dinero virtual
En este caso, lo que se utiliza no es dinero real. Únicamente tiene valor dentro de su contexto y es utilizado en productos como los videojuegos.
Por ejemplo, en algunos juegos de video ganas “monedas” conforme alcanzas algunos objetivos. Éstas las puedes cambiar por mejoras, nuevas armas o para desbloquear contenido adicional. Pero sólo las puedes usar para esas compras, para ninguna otra cosa.
Aunque muchas se pueden adquirir esas “monedas” del juego con dinero real, dichas monedas sólo tendrán valor dentro del juego. No podrás adquirir ningún otro producto o servicio.
Criptomoneda
Una criptomoneda es dinero que se crea para su uso digital exclusivo y no está respaldada ni regulada por ninguna entidad financiera o gobierno. Están basadas en criptografía, por lo cual se garantiza la seguridad a cualquiera que las utilice.
Pueden usarse para pagar cualquier cosa, desde alimentos, productos, bienes inmuebles o servicios; su gama de posibilidades es infinita.
La primer criptomoneda y quizás la más conocida es el Bitcoin, la cual ha tenido una reputación dudosa debido a algunos mitos que circulan en Internet.
Existen otras criptomonedas destacadas como el Litecoin, Primecoin, Namecoin, Ripple y Dash. Todas se manejan de la misma manera, con algunas modificaciones mínimas que las caracteriza.
Bitcoin
El Bitcoin es una moneda descentralizada, es decir, que no depende de ninguna entidad financiera para existir, como es el caso del dólar, el euro o el peso.
Fue la primera criptomoneda conocida y fue desarrollada por Satoshi Nakamoto (hasta el momento se ignora si es su nombre real o un seudónimo). A lo largo del tiempo ha sido mejorada por cientos de programadores, para corregir algunos errores y optimizar su rendimiento.
El código del Bitcoin es abierto, por lo cual su software se publica libremente y cualquier programador del mundo puede supervisarlo o crear su propia versión de este mismo programa.
El Bitcoin no tiene dueño, por lo tanto aunque los programadores pueden modificar el código de esta moneda para mejorarla, no tienen la facultad de forzar un cambio radical en el protocolo, ya que los usuarios pueden usar la versión que prefieran o crear una propia.
El Bitcoin, en esencia, es como una aplicación de monedero con la cual puedes enviar y recibir monedas, pero su funcionamiento es un poco más sofisticado que eso.
Para empezar, utiliza una red de contabilidad pública llamada Block chain, la cual contiene cada transacción procesada, permitiendo verificar su validez rápidamente.
Cualquiera puede procesar una transacción usando hardware especializado y recibir un pago en Bitcoins por eso. A esto se le llama minería.
El uso del Bitcoin está creciendo a pasos agigantados. De acuerdo a su página oficial, en agosto del 2013 el valor de los Bitcoins que circulaban en el mundo equivalían a 1.5 billones de dólares.
Para conseguirlos puedes entrar a una casa de cambio de Bitcoins, intercambiar con otra persona que los posea o a través de minería.
Una de las grandes ventajas de esta moneda es que no depende de ningún banco, por lo tanto no existen horarios de atención ni otro tipo de restricciones. Además, son libres de impuestos, tienen un gran nivel de seguridad y pocos riesgos para los comerciantes.