La astrología dice que aquellos con Libra como signo del zodiaco son amables, equilibrados, pacíficos. Personas civilizadas, justas, sin ganas de armar jaleo. Todo lo contrario de la etiqueta que se le ha colgado al otro, la criptomoneda pergeñada -entre otros- por Facebook. Desde su anuncio ha provocado reacciones en el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (Fed), el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), el Fondo Monetario Internacional… Tiene a todos los reguladores e instituciones internacionales alerta por la amenaza que supone al sistema financiero. Y por si fuera poco, hace escasos días fue Apple quien reconoció estar interesado en este tipo de divisas, además de que China anunció estar cerca de lanzar también la suya propia. Un cóctel que sitúa a las criptomonedas con el cartel de «molotov» para hacer saltar por los aires la estabilidad global.
Oriol Carreras, economista de Caixabank Research, plantea una situación hipotética y su consecuencia: «Imagina una gran criptomoneda respaldada por depósitos bancarios o bonos soberanos. Si hubiera un problema con la empresa emisora o la propia divisa, la compañía habría de retirar todos esos fondos y podría crear mucha presión. Generaría un riesgo sistémico a nivel global». Este es uno de los principales miedos de los bancos centrales a que las multinacionales tecnológicas desarrollen criptodivisas con tanta escalabilidad y con las que surgen muchas dudas. «Too big to fail», que se dice cuando un gigante bancario está en problemas. Esas dudas, según Carreras, están en la protección de datos de los consumidores, cómo controlarían el blanqueo de capitales o si cometerían abuso de posición dominante. Por ejemplo, esto es algo que Facebook aún no ha respondido… y por la presión de los reguladores ha confirmado que podría retrasar o cancelar el lanzamiento de Libra.
Cada emisión es un mundo. Son ya más de 2.600 criptomonedas en todo el globo, todas ellas con la descentralización y anonimato -o semianonimato- entre sus ventajas. Pero estas no son sus únicas virtudes. «Utilizan una tecnología que reduce los costes en el sistema de pagos, los costes de intermediación», dice Alejandro Neut, economista líder de la Unidad de Economía Digital de BBVA Research. Misma postura mantiene Garrick Hileman, investigador de la London School of Economics y jefe de investigación de Blockchain.com, quien añade que «también ofrecen más opciones financieras, lo que es beneficioso para las personas en las muchas economías en desarrollo que carecen de infraestructura financiera moderna y monedas estables».
Grandes multinacionales
Vistos los pros, es imposible encontrar a alguien que no vea contras. No solo en Libra sino en la creación de criptodivisas para miles de millones de personas. Ahora el Bitcoin, con unos 180.000 millones de dólares de valor de mercado, es lo más cercano a generar un problema, aunque Hileman reconoce que «todavía es demasiado pequeño como para representar un riesgo de inestabilidad sistémica». El dilema está en si Facebook, Google, Amazon, Apple… dan el paso definitivo; un dilema para permitir o no el lanzamiento. «Una criptomoneda emitida por una de las grandes plataformas digitales tiene un potencial de penetración en la población y de escalabilidad en un breve espacio de tiempo que justifican la gran preocupación de todas las autoridades», dicen desde la Asociación Española de Banca (AEB). Dudas es la palabra más repetida.
«Los bancos centrales temen perder el protagonismo sobre el control de la moneda. Puede ser que mañana los inversores elijan comprar y gestionar deuda pública y privada en Libra más que en euros o dólares. Perderían el control de la política monetaria», argumenta Hervé Falciani, filtrador de secretos bancarios e impulsor de la criptomoneda Taboow. Para el exinformático del banco HSBC la intención de las tecnológicas es clara: ser vistas como una alternativa real a las entidades financieras, que los usuarios se olviden de que están tratando con euros o dólares.
El BIS es una de las instituciones que más ha trabajado en analizar las posibilidades de las criptomonedas. Y su conclusión, en palabras de Raphael Auer, su economista principal de la Unidad de Innovación y Economía Digital, a ABC es que «la historia muestra que es mejor dejar el dinero en manos de una institución que rinde cuentas al público». Es decir, los bancos centrales, como en la actualidad.
Neut, de BBVA Research, reseña que estas propuestas a escala mundial tienen un pecado original: la amenaza de inestabilidad financiera. Aunque algunas se llamen «stablecoins» (monedas estables) por supuestamente estar respaldadas por otros activos, el experto sostiene que en realidad esa seguridad no es tal. «En la medida en que no exista un respaldo institucional fuerte y claro de los bancos centrales, siempre estará el riesgo de un ‘‘default’’», afirma. Un impago, que el dinero físico desaparezca, que se esfume, que nadie pueda recuperarlo. En condiciones normales entrarían en juego mecanismos de seguridad como el Fondo de Garantía de Depósitos, pero el Banco de España insiste en que las criptomonedas, al no estar sujetas a nada ni nadie, no tienen ningún respaldo legal. Ante esta situación, fuentes financieras confirman a ABC que los bancos centrales de cada país de la UE y el BCE están analizando todos los impactos posibles de que Libra salga al mercado. Además, dejan caer la posibilidad de que ya existan trabajos teóricos para que Europa ponga en marcha su propia criptodivisa. En este escenario, Nuet es tajante: las vulnerabilidades continuarían existiendo para la estabilidad financiera incluso si es una institución regulada la que saca adelante la criptomoneda, como ocurre en el caso de China.
Velocidad en los pagos
Lo que, en parte, está empujando el desarrollo de estos activos es el propio avance de la humanidad. Los clientes cada vez demandan procesos más rápidos; simplemente, poder enviar instantáneamente dinero de España a Australia, sin tener que pasar por el trago de esperar varios días. Eso las criptomonedas le pone solución. «Hoy, si desea enviar dinero al extranjero, puede ser más rápido subirse a un avión desde Londres a Pekín que transferir fondos electrónicamente entre estas dos ciudades. (…). Tales anacronismos en la era de los mensajes instantáneos y gratuitos han llamado la atención de las empresas tecnológicas, así como de los operadores financieros tradicionales, como los bancos, que entienden que si no ofrecen pronto servicios financieros más rápidos, mejores y más baratos seguirán el camino de los dinosaurios», defiende Hileman, de la London School of Economics.
El anuncio de Libra dio el pistoletazo de salida a esta que puede ser la nueva era del dinero. Es más, en Nueva Zelanda ya se permite pagar los salarios en Bitcoins. Una muestra de que poco a poco las criptomonedas van tomando relevancia, pese a que los expertos todavía consideran que estamos en una fase incipiente de todo el proceso.
Francisco Sierra, responsable de mercados europeos de N26, comenta que «el concepto de criptomoneda todavía está en una fase muy prematura en el consumidor final. Menos de un 1% consideraría empezar no solo a comprar sino a transaccionar con ellas. Todavía estamos bastante lejos de usarlas como método de pago». Lo dice un responsable de un banco totalmente digital, sin oficinas físicas, aunque es consciente de que todavía queda mucho por recorrer.
Desde Bankia señalan que la tecnología «blockchain», utilizada por las criptomonedas, aún tiene margen de mejora; en su caso, permanecen atentos a los avances que se produzcan y, al igual que el resto de entidades financieras, están totalmente abiertos a la innovación… pero no a cualquier precio. Reglas, reglas, reglas. «La entrada de nuevos competidores es una buena noticia para todos. Ahora bien, es muy importante que esa competencia tenga reglas comunes, para que ningún jugador esté en peores o mejores condiciones que el resto. Y esto es especialmente importante en mercados regulados, como el nuestro. Para ello debemos exigir que, ante una determinada actividad, la regulación sea la misma para todos los competidores», dicen fuentes del banco.
El G7 y el G20 ya han abordado ciertas problemáticas que pueden llegar a surgir con las criptomonedas. Su regulación, como pide el FMI, debe abordarse al unísono. Y, en España, así lo reclama la AEB: «Dado que los criptoactivos nacen en el mundo digital, en el que no existen fronteras, la respuesta regulatoria necesariamente ha de ser coordinada internacionalmente, para evitar posibles arbitrajes regulatorios entre jurisdicciones o, lo que es lo mismo, paraísos criptos». La patronal bancaria de nuestro país reclama, alto y claro, unas normas comunes. Con unos paraísos fiscales al uso hay suficiente en el mundo.
Con todo, Falciani cree que Bitcoin, Ethereum, Litecoin, Monero y la casi totalidad de criptodivisas acabarán desapareciendo; solo sobrevivirán las alumbradas al calor de las multinacionales, como Libra. Aquí cabe recordar las palabras de Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, sobre el proyecto de Facebook: «Implicaciones potencialmente sistémicas». Y las de Yves Mersch, miembro del Comité Ejecutivo del BCE: «Promesas seductoras, pero traicioneras». A cara destapada.
Fuente:
Daniel Caballero, D. C. (2019, 16 septiembre). ¿Serán las criptomonedas las culpables de una nueva crisis financiera? Recuperado 17 septiembre, 2019, de https://www.abc.es/economia/abci-criptomonedas-pasan-siguiente-nivel-amenaza-201909160133_noticia.html