A medida que tu huerto comience a dar sus frutos, tendrás que aprender a almacenar de forma correcta las semillas.
Si quieres empezar a guardar semillas, te recomendamos los frijoles o guisantes. ¿Por qué? Las leguminosas son las semillas más fáciles de guardar y las más fáciles de germinar. No puedes equivocarte. Así puedes aprender los fundamentos básicos.
Cómo conservar semillas.
Cultivar una planta para guardar su semilla es diferente a cultivarla para comer.
Para que una planta como la lechuga produzca semillas, hay que esperar a sus desgarbados tallos florales, que finalmente producen diminutas vainas de semillas. A esas alturas, las hojas de la lechuga ya casi están amarillas, arrugadas y amargas. Lo mismo sucede con la mayoría de los cultivos: no se puede comer y guardar la semilla; es una cosa o la otra. Pero no te preocupes, una sola planta produce muchas semillas.
No pierdas el tiempo con semillas de variedades híbridas.
Las semillas híbridas, dos variedades que han sido cruzadas entre sí (polinizadas entre sí) para producir una tercera variedad. Si guardas y plantas estas semillas, cada semilla crecería hasta convertirse en una planta con una combinación aleatoria de sus padres originales, que rara vez produce algo que querrías comer.
Guarda las semillas de las mejores plantas.
Guardar semillas es participar en el proceso de selección natural. Si guardas las semillas sólo del tomate más grande del racimo y las replantas año tras año, acabarás con semillas que producen plantas en las que todos los tomates son más grandes. Lo mismo ocurre con casi cualquier otra característica. ¿Quieres tomates que maduren antes? Guarda las semillas de los primeros frutos para que maduren cada año. ¿Quieres plantas resistentes a las enfermedades? No guardes aquellas que están infestadas. No tienes que ser un científico, como regla general, sólo guarda las semillas de tus plantas más sanas, robustas y sabrosas.
Guardar semillas puede ser un proceso trabajoso.
Las semillas de los guisantes son grandes y fáciles de sacar de sus vainas. Pero son una excepción. Las semillas de zanahoria, por ejemplo, no son más grandes que una pulga, muy difíciles de manejar.
El proceso varía dependiendo de la planta, pero normalmente implica trillar (separar la semilla de la planta) y aventar (separar la semilla de su cáscara). Si estás guardando muy pocas semillas, realizarás todas estas tareas a mano.
Las semillas pueden oler mal.
Las semillas que se desarrollan en fruta húmeda y carnosa (tomates, melones y pepinos, por ejemplo), a diferencia de una vaina seca (el caso de la mayoría de las verduras, hierbas y legumbres), a menudo requieren pasos extras para su extracción. Este tipo de semilla está dentro en una sustancia pegajosa, de la cual no la sacaras fácilmente. La mejor manera es ponerla en un frasco o cubo con un poco de agua y dejar que se pudra un poco. El proceso de fermentación mejora la germinación de la semilla. Luego se cuela el líquido maloliente, se extraen las semillas y se secan.
Imagen: Wikamol D Shutterstock
Algunas semillas son más fáciles de guardar que otras.
Las semillas son el producto de la polinización, la versión botánica del sexo. Algunos cultivos son autopolinizadores. Estos cultivos, incluyendo frijoles, guisantes, tomates, pimientos o coliflor, se encuentran entre los más fáciles de guardar porque no se necesitan conocimientos botánicos especiales para asegurar que las semillas crezcan como es debido.
El sexo vegetal complica las cosas.
Es en los cultivos de polinización cruzada -aquellos que necesitan polen de una planta vecina- donde las cosas se complican. Este grupo incluye pepino, maíz, calabaza o melones. Si tienes más de una variedad de la misma hortaliza de polinización cruzada cerca, el polen de una de ellas inevitablemente terminará en las flores de la otra, resultando semillas híbridas.
Hay varias estrategias para evitar esto, que van desde cultivar diferentes variedades en extremos opuestos, hasta colocar bolsas de plástico sobre algunas flores para excluir el polen no deseado. ¿Otra opción? Simplemente cultiva una sola variedad a la vez de estos cultivos en particular.
Las semillas no son viables hasta que están completamente maduras.
Tienes que esperar hasta que la semilla esté completamente madura antes de recogerla – si lo haces demasiado pronto, la semilla no germinará. La madurez óptima de las semillas suele ser posterior a la madurez óptima de los cultivos. Las semillas de guisante no están listas hasta que la vaina está marrón, seca y comienza a abrirse.
Semillas bien secas son viables.
Las semillas deben estar completamente secas. El secado es la etapa final de la maduración. La semilla húmeda, se debe secar en un lugar cálido. Para saber si la semilla está suficientemente seca, métele una uña y veras si esta blanda y aún no está lista.
Un almacenamiento adecuado es importante.
Debes guardar las semillas secas en sobres de papel o paquetes de semillas etiquetados con el nombre de la variedad y la fecha de cosecha. Para una mejor conservación, guarda los paquetes de semillas en frascos cerrados, en un lugar fresco y oscuro. Cualquier semilla almacenada de esta manera será viable unos años, algunos cultivos pueden mantenerse durante una década o más.
Fuente: Ecoinventos