Cuando hablamos del diseño de productos elaborados con madera, las personas suelen pensar en la forma del producto en sí. Efectivamente, es necesario asegurarnos de que los productos de madera respondan a las expectativas del mercado, predominantemente urbano, en términos de la funcionalidad y la estética. No obstante, el diseño debe ser considerado a lo largo de toda la cadena de valor: desde el bosque (la cuna) hasta que el producto haya terminado su vida útil con el consumidor final (la tumba, o bien, una nueva cuna si es reutilizado o reciclado).
Generalmente, quienes diseñan productos de madera, lo hacen pensando sólo en el consumidor final, desde que compra el producto, hasta que lo usa en su hogar u oficina. Sin embargo, es importante que quienes diseñan conozcan el otro lado de la moneda: el origen y la transformación de la madera.
Para Reforestamos es importante asegurar que los bosques mantengan su biodiversidad. Si por el mercado fuera, solamente se fomentaría el cuidado de un puñado de especies de árboles, ya que son las que el mercado conoce. Si todas las especies de árboles tuvieran un fin comercial, sería mucho más fácil asegurar su conservación. Por ello, es necesario contar con diseñadores audaces, capaces de explorar nuevas especies de madera.
Quienes diseñan deben entender los procesos por los que transita la madera -desde que se corta, se estufa o se le da algún tratamiento especial para asegurar su perfecto funcionamiento y mecánica-. Si la o el diseñador no conoce el funcionamiento de la madera, y no se asegura de que ésta haya pasado por el proceso adecuado, corre el riesgo que el mueble u objeto trabaje de mala manera y se deforme, abra o rompa.
El productor de madera, por su parte, también debería estar consciente de las necesidades del diseñador para manejar su bosque de manera óptima y poder ofrecer materias primas adecuadas a la demanda.
Por ejemplo, de nada sirve esperar muchos años para que el árbol crezca y tenga grandes dimensiones, si el diseño requiere de medidas pequeñas. ¿Cuál sería la dimensión óptima de los árboles a fin de maximizar el ingreso, tomando en cuenta la demanda? La única forma de saberlo sería fomentar un diálogo continuo entre productores, transformadores y diseñadores. Esto es un reto, ya que normalmente el diálogo se da sólo entre diseñadores e intermediarios que comercializan la madera -y aun así se da menos de lo deseable-.
Hay excepciones muy notables a la regla, como la de Jair Millán, fundador de “Casa Verde” (https://www.casaverdediseno.com.mx/), quien tiene experiencia en el mundo del diseño y en el forestal, lo que le ha permitido capitalizar lo mejor de ambos. Jair ha mostrado que, si el diseñador industrial se involucra y conoce los retos que aparecen y acumulan a lo largo de la cadena de suministro, puede innovar no sólo en los productos que ofrece, sino en la forma de transformar la madera, así como en los sistemas de transporte que movilizarán los troncos, tablas y muebles a su destino. Hay muchas oportunidades para el diseño y emprendimiento en el sector forestal con el fin de hacer realidad el potencial del diseño mexicano y, al mismo tiempo, lograr los bosques nacionales sean competitivos y se manejen con las mejores prácticas, de acuerdo con los estándares del Forest Stewardship Council (FSC®). El impacto positivo que hay detrás de cada producto de madera certificada FSC® permite descartar el uso del plástico, por ejemplo, y fomentar el uso de la madera como un producto de vanguardia, con garantía de sustentabilidad en la producción y en el consumo, que asegura los bosques que todos necesitamos para tener un futuro mejor.
En Reforestamos creemos que la cuarta revolución tecnológica que estamos viviendo presenta grandes oportunidades para garantizar la transparencia en el proceso de transformación de la madera, desde el tronco que se maneja en el bosque hasta la venta del producto final. Esperamos que esta revolución permita sensibilizar a quienes diseñan, para conocer el proceso de producción de la madera, como materia prima, así como al consumidor final respecto de la historia que hay detrás de los productos que consume, más allá de su diseño, estética y funcionalidad.
Fuente: GreenScreen