Cuando pensamos en lujo nos vienen a la cabeza objetos de valor incalculable y servicios exclusivos al alcance solo de los más pudientes. Lujo y sostenibilidad es un oxímoron. Pero, cuándo abres un grifo de agua potable ¿qué sale de él? Pues un elemento indispensable para nuestra vida, y, por lo tanto, un recurso que debemos cuidar y consumir de manera responsable.
Quizás la aparente abundancia de este recurso hace que no lo valoremos en su justa medida. Como siempre, solemos darnos cuenta de su “do carecemos de él. En el mundo desarrollado, desde hace ya años, estamos sustituyendo el consumo de agua potable que sale de nuestros grifos por el consumo de agua embotellada.
Embotellada en envases de distintos materiales y que, en su mayoría, son de un solo uso. Esto nos lleva a dilapidar recursos con lo que fabricar de manera ingente las botellas de vidrio o de plástico que dejan de tener valor en el momento que apuramos el contenido de la botella. Este patrón de consumo que ha arraigado en nuestra cultura, nos lleva a que nuestro estilo de vida sea cada vez un poco menos sostenible.
Sin embargo, está en nuestras manos volver a la solución mucho más sostenible: beber el agua que sale de nuestros grifos y enseñar a las nuevas generaciones que bebiendo agua del grifo le ahorramos al Planeta un consumo innecesario de materias primas y miles de toneladas diarias de residuos. Muchas veces se argumenta para justificar el consumo de agua embotellada que el agua del grifo es de mala calidad. En el caso de España, que es el que conocemos y que coincide con la mayoría de países con mayor desarrollo económico, el agua del grifo es la más controlada que existe, con niveles de trasparencia y de información al consumidor sobre su calidad cada vez mayores, con disponibilidad incluso en tiempo real de los resultados de los controles a los que se somete esta agua.
Es difícil encontrar otro alimento como el agua que esté sometido a tantos controles de calidad
Y ¿cómo es el proceso al que se somete el agua antes de aparecer en nuestras casas?
Pues hasta llegar a nuestro grifo, el agua que consumimos a diario ha sido sometida a un complejo proceso de limpieza y desinfección. Este proceso recibe el nombre de potabilización. Una vez el agua llega a la planta de tratamiento y después de haber sido captada de la naturaleza, comienza el proceso para hacerla potable. En esencia, el agua es clarificada y desinfectada a través de una línea especializada de tratamientos, gracias a los cuales se eliminan las partículas en suspensión y los gérmenes patógenos que por su origen natural pueda contener.
La potabilización habitualmente consta de varias etapas:
1. Preoxidación
En esta etapa, el agua es tratada con reactivos químicos para reducir la cantidad de compuestos indeseables, así como disminuir la carga de algas y bacterias, dejándola prepara para obtener una mayor eficiencia en la etapa que viene a continuación, la de clarificación.
2. Clarificación
Esta etapa está compuesta por 3 fases: coagulación, floculación y decantación.
A lo largo de ellas se eliminan los sólidos en suspensión del agua. Esto se consigue mediante la adición de coagulantes y floculantes, unos productos químicos que permiten unir las partículas y hacerlas más grandes y con más peso (flóculos) para facilitar su eliminación en los decantadores.
Los decantadores son cubas rectangulares en las que el agua circula muy despacio para permitir la separación de los flóculos por acción de la gravedad.
Una vez han precipitado, estos flóculos forman un fango que es extraído y enviado a la línea de tratamiento de fangos.
3. Postozonización
El agua entra ahora en una cámara donde es tratada con ozono. Con este tratamiento se eliminan las impurezas del agua y microorganismos patógenos.
4. Filtración
Ahora llega el momento de la filtración, que consiste en hacer pasar el agua a través de filtros de carbón, un material de superficie porosa que retiene los contaminantes que puedan quedar y que no se han eliminado en las etapas anteriores.
Tras pasar este exhaustivo sistema de filtración, el agua presenta ya unas características organolépticas adecuadas.
En este punto conseguimos que el agua sea incolora, inodora e insípida
5. Esterilización
Al final de todo el proceso se le añade cloro para mantener la desinfeccióna lo largo de la red de distribución y llegue así en perfectas condiciones hasta los grifos de nuestras casas.
Si todo este proceso nos asegura un agua en buenas condiciones para nuestro consumo, entonces es muy fácil evitar las botellas no reutilizables, eliminado principalmente el plástico de nuestra dieta y practicando un consumo responsable y sostenible.
Pocas veces reparamos en el lujo que supone y lo privilegiados que somos al tener acceso al agua potable en nuestras casas, sin tener que recorrer unos cuantos kilómetros hasta el pozo más cercano para obtener, muchas veces, un agua de dudosa calidad.
Además, el uso sin medida de envases de un solo uso provoca un problema de difícil gestión y que es la proliferación de residuos a escala global, principalmente formados por plásticos que azotan nuestros ecosistemas tanto terrestres como marinos.
Por tanto, apostemos por usar envases reutilizables llenos de agua del grifo. Un agua segura, de calidad y barata.
Y tú, ¿pides agua del grifo o pagas botellas de plástico?
Fuente: Ecointeligencia