El calor asfixiante puede ser un peligro para la salud y en este verano en el que se han roto los récords de calor, algunas personas están en mayor peligro que otras. Los adultos mayores y los niños más jóvenes son más propensos a los golpes de calor y otros padecimientos relacionados a éste. La gente que vive en casas sin aire acondicionado está especialmente en riesgo de ser afectada por el calor.
Así que, ¿qué pueden hacer las ciudades para proteger a la gente del calor extremo? Una solución sorprendente es la de plantar más árboles.
Los árboles ayudan a enfriar el ambiente al proporcionar sombra en las ciudades, y reducen el calor intenso conocido como “efecto de isla de calor’, que hace que las ciudades sean mucho más calientes que los alrededores. Las islas de calor se forman cuando las superficies como las banquetas, caminos y estacionamientos absorben la luz del sol y luego crean un efecto de horno cuando el calor se eleva en la ciudad.
Las islas de calor aprovechan un día peligrosamente caluroso y elevan la temperatura unos cuantos grados más. Las temperaturas en estas áreas de calor alto, pueden todavía elevarse más de 5 grados Fahrenheit durante el día y 22 grados durante la noche, ya que el calor que fue absorbido durante el día es irradiado durante la noche. Estas temperaturas van de la mano con el aumento en las temperaturas durante los veranos, debido al cambio climático.
Ahí es donde los árboles entran en acción. Una cubierta forestal urbana sana puede proporcionar a nuestras ciudades la sombra que necesitan.
Si se seleccionan y plantan adecuadamente, los árboles sembrados pueden reducir la temperatura exterior entre un 20 y 40 por ciento, y brindar un enfriamiento adicional a través de la evapotranspiración—que es una manera de proveer aire acondicionado natural. Los bosques urbanos más grandes crean un espacio de aire más fresco y lo diseminan a vecindarios cercanos al tiempo que mejoran los patrones de corrientes de aire locales.
Refrescar nuestras ciudades es un asunto de vida o muerte. El Centro para Control de Enfermedades denomina a la exposición al calor como la principal causa de muerte relacionada con el clima en los Estados Unidos. Incluso, a mediano plazo, este problema se agravará—un estudio de la Escuela Rollins de Salud Pública, en la Universidad de Emory, proyectó un incremento dramático en las muertes relacionadas con el clima en las ciudades del este para mediados de este siglo.
Las comunidades de bajos ingresos cargan el peso de ciudades sobrecalentadas como el resultado de la alarmante correlación inversa entre la cubierta forestal y los ingresos económicos. De acuerdo con el Departamento de Salud, más de 13 millones de hogares en los EEUU no cuentan con aire acondicionado. Esto incluye a más de 23 mil casas en D.C. y 596 mil en la Ciudad de Nueva York. Para agravar esta situación, las personas con menos ingresos que no pueden pagar por aire acondicionado, se encuentran afectadas en la salud por condiciones que las vuelven más vulnerables al calor.
Es por ello que mi organización, Bosques Americanos, considera el hecho de expandir la cubierta forestal a los vecindarios de bajos ingresos como una acción imperante. Mientras que muchas ciudades y sus aliados están teniendo importantes avances, nosotros necesitamos hacer más y mucho más rápido las cosas para traer la climatización natural que proveen los árboles a cada vecindario.
Invertir en árboles debería ser una venta fácil. Los árboles urbanos generan a los dueños de casas ahorros por $7.8 miles de millones de USD en costos de energía, reduciendo el consumo de energía en un 7.2 por ciento. Este es un asunto tanto financiero como de salud y de seguridad.
Todos esos ahorros de energía son también ahorros en las emisiones de carbono, lo que ayuda a las ciudades a frenar el cambio climático. Si se añade el hecho de que los árboles urbanos en los Estados Unidos, cada año absorben casi 100 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono de la atmósfera, se entenderá por qué los árboles urbanos juegan un rol tan importante en auxiliar a las ciudades en tomar acción para frenar el cambio climático.
Es tiempo que las ciudades realicen esta inversión. Esto comienza con programas federales como el Programa de Silvicultura Urbana y Comunitaria del Servicio Forestal de los EEUU; programas estatales como el Programa de Silvicultura Urbana y Comunitaria de California; así como una fuerte inversión municipal. Esfuerzos como el de Un Millón de Árboles Miami, aunados a una mezcla adecuada de inversiones público-privadas, han mostrado lo que es posible obtener con una gran voluntad de acción.
Con días de calor más peligrosos por venir debido al cambio climático, ahora es el momento de comenzar a proteger nuestras ciudades plantando árboles. Este es el momento en el que debemos comprometernos a expandir la cubierta forestal como una prioridad de primer nivel— con un deber y estrategia imperantes: ¿proteger la salud de la gente, ahorrar dinero en energía y frenar el cambio climático? Ahora es una prioridad de inversión tripartita que todos podemos apoyar.
Fuente: GreenScreen