GreenBelly es una huerta vertical que utiliza los muros existentes de las ciudades, materiales reciclados y desechos orgánicos de los vecinos, para producir ensaladas frescas y ecológicas. Una conexión ideal entre la naturaleza, la arquitectura existente y la participación ciudadana.
Las ciudades modernas sufren una saturación urbana vinculada al progresivo aumento de la población mundial. Unido a la contaminación, la mala alimentación ciudadana y la vida sedentaria, generan formas de vida insostenible.
Producir comida local e incorporar la naturaleza en las grandes ciudades es una una reinvindicación urbana, además de una necesidad ciudadana y medioambiental.
El proyecto GreenBelly, encabezado por el arquitecto Alex Losada junto a otros arquitectos e ingenieros agrónomos, convierte los espacios residuales urbanos en centros productivos para los ciudadanos.
“La idea es convertir los espacios verticales inutilizados en centros productivos para los vecinos y la gente necesitada“.
Todas las ciudades tienen muchos muros sin ventanas, espacios verticales sin utilidad como las medianeras. Mediante una estructura de andamios se cultivan alimentos para los vecinos en las diferentes plataformas horizontales que lo componen, donde nada se desperdicia. Se aprovechan todos los recursos gratuitos disponibles en entornos urbanos, como el agua de lluvia, la radiación solar y los desechos orgánicos de los vecinos que aportarán los nutrientes para las plantas, gracias al compostaje.
La construcción es modular, económica, fácil de construir, desmontable y sin necesidad de maquinaria especial. La estructura está compuesta por sistema de andamios, muy utilizado en las ciudades y que abunda en épocas de crisis. Los módulos de cultivo se presentan como “cabinas de producción”, diseñadas para un cultivo optimizado a un precio muy bajo. Se ensamblan entre ellos como piezas de “Lego”, formando el conjunto de la huerta, y puede desmontarse fácilmente.
“Ciudad más saludable, participación vecinal y economía local”.
Los vecinos pueden alquilar módulos individuales para su cultivo personal o la huerta puede tener un control centralizado para vender la comida en la planta baja, distribuirla a los comercios locales, o ayudar a personas sin recursos.
Otra opción es instalar la huerta en el patio de los colegios, en prisiones, manicomios, hospitales, supermercados, fábricas, oficinas para educar a las personas el valor de la naturaleza, una ayuda en tiempos de crisis, conocer el origen de los alimentos consumidos y un pasatiempo saludable tanto para niños, trabajadores o ancianos.
“Un proyecto local con un beneficio global”.
GreenBelly genera un beneficio ecológico (aumentando la superficie verde de la ciudad), un beneficio social (creando un punto de sociabilización vecinal) y un beneficio económico (produciendo comida local mediante el reciclaje de espacios y recursos urbanos). Por lo tanto se produce una conexión ideal entre naturaleza y arquitectura para mejorar las ciudades modernas de una forma sostenible.
Estamos seguros que reciclando espacios inutilizados, materiales reciclados, usando de forma correcta la tecnología disponible para generar más espacios verdes, reducir la contaminación y producir alimentos locales de alta calidad durante todo el año, el proyecto va a ayudar a crear ciudades más saludables y ecológicas, convirtiendo a GreenBelly en un elemento esencial de la sostenibilidad urbana.
Campaña en Kickstarter para construirlo en un barrio desfavorecido y alimentar a gente sin recursos: kickstarter.com
Fuente: es.greenbelly.org