Uno de los retos del futuro es lograr un consumo de energía responsable que no repercuta en el calentamiento global del planeta. El consumo de energía procedente de fuentes renovables se presenta como la única alternativa viable al consumo de energía proveniente de combustibles fósiles, que tiene una incidencia determinante en el calentamiento del planeta y el cambio climático. Varias ciudades están a la vanguardia en la transformación de su modelo energético hacia las energías renovables: Dubai (Emiratos Árabes), Basilea (Suiza) o Reikiavik (Islandia) están entre ellas.
Las ciudades constituyen el principal foco de emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, es de vital importancia que avancen hacia sistemas de producción y consumo de energía limpios y eficientes. Hasta la fecha, algo más de 100 ciudades en todo el mundo obtienen toda o casi toda su energía de fuentes renovables, según la organización Carbon Disclosure Project, que se dedica precisamente a evaluar las políticas ambientales de las grandes ciudades, a partir de datos obtenidos tanto del sector público como del sector privado.
Estas ciudades obtienen sus recursos energéticos principalmente a través del agua (a través de la energía cinética de un torrente, por ejemplo); el viento, mediante los aerogeneradores de energía eólica; la tierra, cuyo calor interior provee de energía geotérmica; y el sol, mediante la instalación de paneles fotovoltaicos capaces de aprovechar la descomunal energía que irradia el astro. Otras energías renovables alternativas son la energía de las mareas, la biomasa o los biocarburantes.
Cada una de las ciudades ha optado por dar preferencia a un sistema, en función de sus propios recursos. Por ejemplo, Dubái ha realizado grandes inversiones con la finalidad de que en 2050 el 75% de su energía provenga de fuentes renovables. Como parte de ese objetivo, apenas a 30 kilómetros del núcleo actual construirá una nueva ciudad, the sustainable city, que estará terminada este año 2019.
Las viviendas de esta ciudad sostenible estarán construidas con materiales ecológicos, y contarán con pinturas reflectantes que contribuyan a rebajar la temperatura en una zona del mundo donde puede hacer mucho calor. Todas dispondrán de paneles solares, sistemas inteligentes de aire acondicionado, calentadores solares, electrodomésticos eficientes y accesorios diseñados para reducir el consumo de agua y energía. Dubái tiene una gran cantidad de horas de luz solar al año, que le ayudarán a alcanzar el objetivo.
Pero evidentemente, el modelo de Dubái no es único. Reikiavik aprovecha las características geotérmicas de Islandia para abastecerse de una fuente de energía limpia e inagotable. El 100% de su energía viene del interior de la tierra, o de la fuerza del agua. En realidad, todo el país ha avanzado en la transición energética en el suministro de energía a los hogares, hasta casi lograr su objetivo.
Por su parte, Basilea (Suiza) se abastece de energía eólica y del agua, y ha aprobado una norma para que las nuevas construcciones y edificios públicos produzcan la mitad del agua caliente que consumen a partir de energías renovables.
Burlington fue la primera ciudad estadounidense en abastecerse totalmente de energías renovables, que son, en su caso, la eólica, la hidráulica y la biomasa. La previsión de las autoridades locales es que pronto generarán más energía de la que consumen, y podrán venderla a otras ciudades. Morgex, en Italia, dispone de una planta hidroeléctrica y otra de biomasa que complementa el abastecimiento a partir de la quema de los desechos madereros.
Por último, la ciudad californiana de San José ha eliminado la necesidad de pedir un permiso para instalar paneles solares en los techos de sus viviendas, y espera lograr así el 100% de la energía en el año 2022.
Fuente: Ecoinventos