El koala es uno de los animales más simbólicos del continente australiano. Lamentablemente, está técnicamente extinto por una conjunción de múltiples de factores.
Es un marsupial o mamífero con bolsa. Una vez que la hembra tiene a su cría, lo coloca en su bolsa durante seis meses.
Los koalas viven en el este de Australia, donde abundan los eucaliptos, de los cuales se alimentan. Un miembro adulto puede consumir hasta un kilogramo de hojas de eucalipto cada noche. El eucalipto es venenoso para algunas especies, pero los marsupiales han desarrollado una bacteria que les permite descomponer los compuestos tóxicos.
Sólo absorben el 25% de la fibra consumida, el resto de los materiales orgánicos enriquecen el suelo del bosque. De hecho, rara vez dejan estos árboles, y sus garras afiladas y sus dedos opuestos los mantienen en las alturas. Llegan a dormir hasta 18 horas.
Cuando no está dormido, un koala se alimenta de hojas de eucalipto, especialmente de noche. Los koalas no beben mucha agua y obtienen la mayor parte de su humedad de estas hojas. Incluso almacenan bocadillos de hojas en las bolsas de sus mejillas.
La extinción de una especie se considera cuando una población cae por debajo de un punto crítico y pone en peligro la siguiente generación.
Según estudios realizados por la Australian Koala Foundation hay 80.000 koalas en Australia, lo que representa el 1 % de una población que llegó a tener, unos ochos millones de animales. La mayoría de los koalas fueron cazados por sus pieles, entre 1890 y 1927.
Sin embargo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) tiene otros indicadores. Estiman que quedan entre cien mil a quinientos mil individuos maduros en estado silvestre.
Las poblaciones han disminuido tanto que la especie ya no desempeña un papel significativo en su ecosistema. Cuando se habla de extinción funcional, se hace referencia a que no se pueden reproducir con éxito en la naturaleza para reemplazar la población existente.
Las principales amenazas de los koalas son los perros, las enfermedades, la pérdida de hábitats por el desarrollo humano, la tala de los eucaliptos, las sequías y los fenómenos climáticos extremos.
Aunque los koalas están protegidos por la Ley, el 80% de su población se encuentran en tierras de propiedad privada donde cuenta con poca o nula protección.
Los australianos se preocupan por la seguridad de los koalas y no quieren verlos muertos en las carreteras, por eso les exigen al Gobierno que los respete y proteja su hábitat. Está obligado a establecer un Plan Nacional de Recuperación desde el año 2012, pero no lo ha hecho en los últimos seis años.
Fuente: Ecoinventos