Las precipitaciones de las últimas semanas han aliviado la sequía que afecta a España desde hace cuatro años, sin embargo, el suelo ha sufrido las consecuencias de un periodo tan prolongado falto de agua, de ahí que varios expertos ven la necesidad de una ley y medidas para compensar los desequilibrios.
Las lluvias caídas los últimos días han permitido que los embalses en España lleguen a almacenar la pasada semana 26.307 hectómetros cúbicos, lo que representa el 46,9% de su capacidad total, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA). Sin embargo, el embalse del Segura se encuentra al 17,63% de su capacidad y el Júcar al 27,66% y los del Guadalquivir y Cuenca Mediterránea Andaluza no llegan al 40% (39,7% y 37,8%, respectivamente).
Pero, además, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), las precipitaciones están por debajo de su valor normal, especialmente están por debajo del 75% en la mitad sur de Aragón y este de la provincia de Guadalajara, al noreste de Cataluña. Asimismo, en el levante peninsular en una franja entre Barcelona y el norte de Alicante, en las provincias de Murcia y Almería, en áreas aisladas al oeste de Extremadura y Huelva, en Islas Canarias más occidentales y al sur de Gran Canaria y Fuerteventura.
MÁS OLAS DE CALOR Y SEQUÍA
Los pronósticos futuros advierten de que la falta de lluvias irá in crescendo, ya que habrá cada vez más olas de calor y los periodos de sequía serán cada vez más prolongados. Cuatro expertos consultados por Efeverde sobre la situación del suelo han coincidido en señalar la necesidad de desarrollar políticas a largo plazo que ayuden a paliar la sequía y el empobrecimiento del suelo. El catedrático de Edafología y Química Agrícola de la Universidad Autónoma de Madrid, Raimundo Jiménez Ballesta, manifestó que hace algunos años se formaron varios grupos de trabajo en la Unión Europea para la elaboración de una directiva para impulsar la conservación del suelo, que finalmente no se ha terminado.
CATEDRÁTICO DE LA UAM
“El suelo no es bien tratado y desde luego por los políticos no”, señaló el profesor del Departamento de Geología y Geoquímica de la Facultad de Ciencias, y aseguró que “los científicos hacemos lo que podemos”. En España “somos deficitarios en agua, y nuestros suelos no son ricos en disponibilidad de ese elemento natural, no tenemos la mejor perspectiva. Si el cambio climático va hacia mayor aridez, significa, entonces, que nuestros suelos serán cada vez más pobres. Las plantas que se acomodarán serán cada vez menos exigentes en agua”.
“La naturaleza del suelo va a cambiar, pero me preocupa más la contaminación, la erosión, que finalmente dará pie a la desertización”, sostuvo el catedrático autor, entre otros libros, de Los suelos del Parque Natural de las Tablas de Daimiel o del Atlas de suelos vitícolas de Castilla-La Mancha. Jiménez Ballesta aseveró que “los monocultivos y los sistemas intensivos de cultivo y producción han provocado un empobrecimiento en minerales, vitaminas y otros nutrientes en el suelo, y por lo tanto en los alimentos”.
El director de la Dirección Estratégica de Suez España, Rubén Ruíz, destacó que “venimos de tres años de sequía hidrológica”, ha llovido mucho menos de lo habitual y los embalses están por debajo de la media de los últimos diez años.
SUELO MUY SECO
“Además, el último otoño ha sido el segundo más seco desde que hay mediciones -según la Aemet-, el suelo está muy seco”, señaló Ruiz. “Esto hace que los acuíferos hayan bajado de nivel y la agricultura haya sufrido muchísimo”. Pero las “soluciones para la sequía hay que plantearlas cuando no hay sequía”, con una “planificación a medio y largo plazo”.
UTILIZACIÓN DE AGUA RECICLADA
Se debería potenciar la “reutilización del agua”, se hace “mal al no considerar el agua reciclada como una fuente sostenible, una fuente viable desde el punto de vista económico, y en algunos ámbitos del país debería ser imprescindible para garantizar la viabilidad de los sistemas hídricos”. Por ejemplo, “en el caso del área metropolitana de Barcelona, el agua reciclada podría ayudarnos a abastecer alrededor de un 30 por ciento de las necesidades de esa zona”, sostuvo Ruiz.
Haciendo referencia a un artículo del periódico Las Provincias, de Valencia, manifestó que en la Comunidad Valenciana “solo se reutiliza el 50 por ciento del agua residual, “que es el porcentaje que se pedía en su día de trasvase del Ebro para esa región”. Pero, además, el cambio climático “está haciendo que los datos históricos de plubiometría y sequía ya no sean tan fiables”, destacó Ruiz, y añadió que según estudios de la Universidad Politécnica de Cataluña, en los últimos diez años, en los ríos mediterráneos el “aporte de lluvia ha descendido un 20 por ciento. Eso significa que “vamos a tener menos recursos, menos lluvias, encima más tormentas que no permitan aprovechar esa agua, y sequías más frecuentes y severas”.
Por ello, y ante un posible aumento de la demanda de agua a nivel global y la disminución de las fuentes tradicionales de agua, es necesario pensar en nuevos “mix” de aportes del líquido elemento. De ahí que la reutilización es “un factor estratégico que deberíamos abordar a nivel país” junto con la desalación.
DÉFICIT HÍDRICO EN LA VEGETACIÓN
La Secretaria del Colegio de Ingenieros de Montes, Margarita Hernández, afirmó que la sequía está provocando que la vegetación obviamente tenga un “déficit hídrico muy importante, porque las capas más profundas de suelo se van agotando y al final la vegetación sufre ese estrés porque no está adaptada, no le da tiempo a acostumbrarse a la sequía”. Las olas de sequía más largas en el tiempo y las precipitaciones por debajo de la media, son factores que condicionan la propagación de incendios, “de ahí la necesidad de poner en práctica políticas forestales a largo plazo que tomen en cuenta estos fenómenos”.
La secretaria del Colegio de Ingenieros de Montes ve prioritario, además, que la población de cada lugar, “sea capaz de gestionar los recursos (forestales) para vivir” y evitar así uno de los problemas más graves de los pueblos españoles: la despoblación.
LUCHAR CONTRA LA DESPOBLACIÓN
“Recientemente salió un mapa europeo sobre despoblación en el que hay zonas de España comparables a Laponia”, sostuvo, por ello se muestra partidaria de los incentivos y ayudas para fomentar la vida en el campo y evitar la concentración de población en ciudades y costas. “Es un tema de conciencia general y a nivel político”, es un tema “muy complejo pero ahí está la clave para combatir la despoblación”, aseguró.
El portavoz de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica/Agroecología (SEAE), Víctor Gonzálvez, explicó que junto con otras agrupaciones europeas mediante la iniciativa People4Soil, el año pasado lograron recoger más de medio millón de firmas para pedir a la Unión Europea “una ley de protección del suelo como ya hay una de agua”.
EROSIÓN DEL SUELO
En España hay un problema de “erosión de suelo potente, más acusado en la mitad sur del territorio -donde podría ser casi de un 60%- , y donde se corre el peligro de que se pierda el suelo”, aseguró Gonzálvez. “La sequía se ha notado cada vez más en los suelo al estar desnudos, sin protección”, aseveró y añadió que las lluvias están aliviando la situación y esperamos que se corrija”, pero “hay que tomar medidas de corrección para que no ocurran este tipo de desequilibrios que los dejan desprotegidos”.
Tener árboles es una buena política, mantenerlos durante las épocas de sequía ayuda a que el ciclo hídrico se mantenga y no haya tanto impacto de falta de agua y de erosión de suelo, explicó Gonzálevez.
LEY DE PROTECCIÓN DEL SUELO
“Demandamos a la Administración que se haga una ley que proteja el suelo como una riqueza para producir alimentos y que no sea solamente un soporte físico para hacer construcciones”, dijo. “Si no hay agua, no hay vida, no hay movilización de microorganismos, no hay dinamización de los minerales del suelo para que se transformen en alimento de las plantas y que las plantas a su vez vuelva a dejar caer materia orgánica para enriquecer el suelo y que a su vez alimenta otra vez la vida”.
España no es un territorio forestal, aunque tiene una gran extensión de zonas montañosas y cordilleras, por lo que pensamos que debería protegerse todo lo que tenga un mínimo de cobertura vegetal para que se mantenga el ciclo de agua que debe mantenerse, concluyó.
Tal vez puestos a construir murallas, los “humanos” deberíamos pensar en verde, como lo están haciendo en África con la construcción de la mayor muralla de árboles para contener la desertificación, factor causante de miles de muertes, desnutrición y migraciones masivas ante la falta de alimentos.
Fuente: madrimasd