La ciudad australiana ya ha instalado 2.300 metros cuadrados de jardines de lluvia por el municipio.
Toda esta contaminación trae bacterias y virus a los cursos de agua y también reduce su oxigenación. Así, la contaminación puede afectar a todo el ecosistema, asfixiando a los peces, poniendo en peligro la salud de las aves y otros animales, e incluso la fotosíntesis de las plantas.
Por ello, el ayuntamiento decidió adoptar un diseño urbano sensible al agua (WSUD). Una solución para que la ciudad proteja su fauna y flora de una manera natural e inteligente.
Jardines de lluvia.
Los jardines de lluvia son zonas ajardinadas que ralentizan y limpian el agua de lluvia antes de drenar en su curso natural. En Sydney, estas zonas se instalaron en zonas bajas. El suelo se divide en capas formado por suelo arenoso y vidrio triturado reciclado. Así, el jardín filtra los contaminantes y aún mantiene los nutrientes en el suelo. Las rejillas de drenaje se instalan debajo de la zona para recoger el excedente.
Para ajardinar, los arbustos nativos, son los elegidos por su buena calidad de filtración. Estas zonas también ayudan a reducir las inundaciones, ya que ralentizan la aportación de agua de lluvia en el sistema de drenaje subterráneo cuando hay fuertes lluvias. Esto también hace que los jardines no necesiten riego.
Sydney ya tiene 154 jardines de lluvia instalados en calles, parques y centros comunitarios. Juntos, ocupan 2.300 metros cuadrados. El objetivo del Ayuntamiento es reducir 50% de los sedimentos y sólidos suspendidos y 15% de los nutrientes que fluyen hacia las vías fluviales del municipio hasta 2030.
Los jardines se están instalando gradualmente, aprovechando las obras de mejoras de tráfico en las calles de la ciudad. Normalmente están en esquinas, donde los coches no pueden estacionarse, reemplazando lo que solía ser asfalto.
Fuente: Ecoinventos