El uso incontrolado y abusivo del plástico nos preocupa mucho, no lo podemos negar. Es omnipresente en nuestras vidas, hasta el punto que hay datos y ejemplos de la contaminación causada por el plástico que nos abruman.
Uno de los mayores problemas, y que hemos tratado en otras ocasiones, es cuando el plástico llega a nuestros mares y océanos. Si bien cuando nos deshacemos del plástico, éste suele acabar en un vertedero, ser incinerado o reciclado, otra (enorme) cantidad termina en las vías fluviales y en los océanos por medio de los sistemas de drenaje de aguas en zonas urbanas.
Ya sea por el agua que fluye por los vertederos, por los vertidos deliberados de basura, por los residuos abandonados, por los vertidos accidentales de los barcos o mediante los efluentes de las estaciones depuradoras y plantas de tratamiento de aguas residuales, lo cierto es que nuestros mares se ven afectados por la presencia de este material que los contamina ocasionando no pocos problemas.
El 80% de los residuos marinos proviene de tierra, mientras que el 20% restante de la actividad marítima
Debido a que el plástico es muy persistente y se dispersa fácilmente, podemos encontrar plásticos en todos los océanos del mundo, desde el Ártico hasta la Antártida.
Sin embargo, se han identificado cinco zonas de concentración elevada de microplásticos conocidas como islas o sopas de plásticos en las zonas subtropicales: una en el Índico, dos en el Atlántico (Norte y Sur) y dos en el Pacífico (Norte y Sur).
También padecemos altas concentraciones de macroplásticos en las áreas litorales, especialmente en regiones con alta población costera con sistemas de gestión de residuos inadecuados, pesquerías intensivas o alta presión causada por el turismo incontrolado.
A modo de ejemplo, en España en 2015 se recogieron una media de 320 objetos de basura por cada 100 metros de playa en aquellas partes del litoral objeto de muestreo, siendo el 75% de ellos objetos de plástico
Y, ¿qué le sucede al plástico cuando acaba en mares y océanos?Sencillamente, se degrada y reduce a trozos más pequeños.
El tiempo de degradación del plástico depende del tipo y de las condiciones ambientales a las que se expone, como pueden ser la luz solar, el oxígeno y los agentes mecánicos.
En el caso de los océanos, la radiación ultravioleta procedente de la luz solar es el principal agente que degrada el plástico. La acción del oleaje acelera este proceso y como resultado los fragmentos más grandes se van rompiendo en trozos más pequeños.
Es difícil estimar el tiempo que tarda en biodegradarse el plástico en los océanos, pero se considera que es mucho más lento que en tierra. Una vez que el plástico queda enterrado, pasa a la columna de agua o queda cubierto por materia orgánica o inorgánica (lo que es muy frecuente en el medio marino)queda menos expuesto a la luz solar, y disminuyen las temperaturas y el oxígeno, lo que retrasa su degradación.
Todo esto nos lleva a la pregunta del título, ¿qué impacto tiene el plástico en nuestro mares y océanos?
Desde hace tiempo se vienen documentando los impactos que las piezas de plástico tienen en la vida marina: enredos, asfixia, estrangulación o, incluso, desnutrición, ya que, tras ser ingeridas estas partículas plásticas, éstas pueden bloquear el estómago o los intestinos del animal y provocar que deje de comer.
Recientemente, se ha puesto un foco especial en la problemática particular de los microplásticos, que son los fragmentos inferiores a 5 mm. Ya sea porque provienen de la rotura de piezas más grandes, o porque se fabrican directamente en ese tamaño, en nuestros océanos hay billones de estos microplásticos que, flotando indiscriminadamente, afectan incluso a las especies más pequeñas que son la base de la cadena trófica marina.
Los microplásticos acaban siendo ingeridos por la fauna marina, incluyendo el plancton, los crustáceos y los peces, y pueden causar problemas, como los comentados anteriormente, o debidos a los contaminantes químicos que llevan y que se pueden incorporar a la cadena alimentaria hasta llegar a nosotros.
Como hemos comentado en otras ocasiones, faltan todavía estudios concluyentes, pero es de suponer que todo esto tenga implicaciones para la salud humana.
Lo que si es cierto, es que el plástico es un producto que no desaparece de la naturaleza, ya que, como hemos visto antes, no se degrada naturalmente y sabemos que nuestro cuerpo sólo tiene capacidad de digerir aquello que es orgánico. Sin que cunda la alarma, este tema requiere mucha más investigación, tal y como apunta Naciones Unidas.
Quizás pensemos en residuos como botellas, tapones y bolsas de plástico, pero otros, como los asociados a la agricultura, van en aumento
Coincidirás como nosotros que la basura marina no es solo un problema estético, de salud o de biodiversidad, sino que además produce un importante impacto negativo que provoca daños económicos y sociales en fuentes de riqueza como puede ser el turismo, el tráfico comercial y la pesca.
Y recuerda, la contaminación producida por el plástico tiene la particularidad de ser un problema que no entiende de fronteras, incurriendo en costes países muy alejados del punto de origen de la basura. Y, normalmente, siempre acaban pagando las consecuencias los más desfavorecidos …
Fuente: Ecointeligencia