Dispositivos como celulares, televisores o computadores facilitan nuestras labores cotidianas a tal punto de que sea casi imposible imaginarnos sin internet. Las estadísticas presentadas en el reporte del observatorio mundial de los residuos electrónicos de la ONU, publicado en 2017, solo en Estados Unidos casi todas las personas tenían un teléfono móvil; y una de cada dos, una tableta en 2016.
En nuestro país, por ejemplo, se estima que para 2020, serán 35 millones de colombianos los que tendrán al menos un celular, según el reporte de eMarketer de 2017.
La fabricación y el consumo de aparatos y dispositivos continúan en aumento debido al actual modelo socioeconómico de crecimiento ilimitado y del consumismo, el cual es soportado por los avances científicos y tecnológicos de nuestra sociedad. Por lo tanto, así como aumentan los celulares, televisores, computadores y otros aparatos, así mismo aumenta la generación de los residuos. En Colombia, la generación de RAEE domésticos en el 2014 se estimó en 252.000 toneladas, equivalente a 5,3 kg por habitante (Baldé, Wang, Kuehr, & Huisman, 2015).
Puntualmente, nuestro continente produce el 25,3% de los residuos electrónicos globales y Estados Unidos y Brasil son los mayores generadores de la región. Para tener una idea sobre el destino de estos residuos en estos países: en el primero, solo el 22 por ciento de estos residuos se recogieron y el paradero del 88% restante se desconoce. Una cifra alarmante si se tiene en cuenta el nocivo efecto que estos residuos tienen para nuestra salud y la del planeta.
Esta realidad es una de las más graves consecuencias, generando un impacto negativo en nuestra sociedad y el medio ambiente (agua y suelo). La basura electrónica tiene componentes con sustancias como mercurio, plomo, cadmio, entre otros, que si se no se manipulan con los cuidados necesarios pueden generar daños a mediano y largo plazo, para la salud de las personas y para el planeta. Además existen sustancias que pueden añadirse durante algunos procesos de recuperación, como el cianuro; y las sustancias no intencionales que pueden formarse durante estos procesos como las dioxinas y furanos.
Un ejemplo claro es Bangladesh donde hay más de 50.000 niños dedicados a la recolección y reciclaje no regulado de residuos electrónicos. Anualmente un 15% de ellos muere como consecuencia del trabajo que realizan y un 83% se enferma por la exposición a estos materiales tóxicos.
De acuerdo con el informe de monitoreo de noviembre de 2017 de la Universidad de Naciones Unidas, en Colombia cada año se generan alrededor de 130.000 toneladas de residuos electrónicos, que mal manejados amenazan el planeta y la salud de las personas.
En el departamento de la Guajira, las de 9 toneladas reportadas en la IV jornada de residuos posconsumo, evidencia que en La Guajira se fortalece la conciencia sobre el cuidado del ambiente.
Cabe anotar que esta jornada se realiza una vez al año, bajo la dirección de Corpoguajira. En cada vigencia se suman de manera responsable y decidida un mayor número de empresas, instituciones educativas y comunidad en general.
Entonces, ahora recuerdas cuántas veces has cambiado de celular sin necesidad en los últimos años o qué pasó con tu computador que decidiste reemplazar por uno más nuevo ¿Desaparecieron? ¿Lo entregaste a personas autorizadas para su correcta disposición final?
Fuente: tuuputchika