Obtener energía de una fuente limpia e inagotable y, al tiempo, proteger la línea de costa y a los animales marinos. Es lo que ha conseguido un equipo de investigadores japoneses con una nueva turbina que, de instalarse en solo el 1% del litoral de Japón, no solo contribuiría a paliar su erosión, sino que podría generar la energía equivalente a diez centrales nucleares (unos 10 gigavatios).
Para ello, estas turbinas de cinco aspas que se inspiran en su forma en las aletas de un delfín se sumergirían frente a estructuras tetrápodas de cemento y rompeolas, con los que contribuirían para proteger la costa de la erosión. Al mismo tiempo, las turbinas estarían ubicadas de la forma idónea para maximizar la captación de energía de las olas, además de estar cerca de la costa y de aprovechar infraestructuras preexistentes, lo que reduciría los costes y facilitaría las labores de supervisión y mantenimiento.
“Sorprendentemente, el 30% del litoral japonés está cubierto por tetrápodos y rompeolas”, apunta el profesor Tsumoru Shintake, responsable de este proyecto del Okinawa Institute of Science and Techology Graduate University (OIST). Por ello, apunta el experto, si estas estructuras se reemplazaran por otras “inteligentes” a las que se sujetasen las turbinas, “generarían energía y ayudarían a proteger las costas”.
Para el primer punto, el de generar energía, estos equipos transforman la energía cinética de las corrientes marinas en electricidad apta para su uso en tierra firme. Para ello, las turbinas de 0’7 metros de diámetro rotan con el movimiento de las olas sobre su eje. Este, a su vez, está unido a un generador gracias al que la energía captada se convierte en electricidad.
Todo en este equipo se ha medido escrupulosamente para ofrecer una alternativa que permita generar energía renovable, asequible y respetuosa con el medioambiente. Así, por ejemplo, un sellado a base de cerámica protege todos los componentes y propicia una vida útil de estos equipos de hasta una década. Flexibles y a prueba de fuertes tempestades, estas turbinas se instalan con gran facilidad, incluso en arrecifes de coral, donde no generan impacto visual alguno.
Para garantizar que esta tecnología no ocasiona daños a las especies marinas que habitan en las proximidades de la costa, se ha calculado cuidadosamente la velocidad de rotación de las aspas. Esto permite que, si alguna colisiona con las mismas, pueda escapar sin sufrir daños.
Después de que la primera fase de este proyecto haya arrojado buenos resultados, sus impulsores están a la búsqueda de socios industriales para que esta iniciativa siga progresando. De hecho, en estos momentos se prepara ya el primer test comercial, que pasará por la instalación de una serie de turbinas a mediana escala que tendrán la mitad del tamaño que las proyectadas. “Espero que estas turbinas estén trabajando duro, pero silenciosamente y con eficacia, en cada playa en que se instalen”, confía el responsable de esta innovación mientras continúa trabajando para que fructifique.
Fuente: Eco Inventos