Ya usas ‘tokens’, aunque apenas te des cuenta. La diferencia es que con ‘blockchain’ pueden revolucionar la forma con la que intercambiamos productos y servicios y crear nuevos mercados. Bitcoin acabó hace casi diez años con un monopolio: los bancos centrales dejaron de tener la exclusividad en la emisión de moneda. Ahora, la tecnología que sustenta bitcoin, blockchain, puede ir un paso más allá mediante la emisión de otro tipo de unidad de valor: los tokens (literalmente fichas o vales). Y la idea tiene tanta potencia que ya se habla de la token-economía.
¿Qué es un token? Una unidad de valor emitida de forma privada. En realidad, con la generalización del término se da nombre a algo que ya está ahí desde hace tiempo sin que le prestemos demasiado atención: los puntos de fidelización de un comercio o de una aerolínea se ajustan perfectamente a la definición.
Hay tokens sin blockchain, pero no habrá token-economía sin blockchain. ¿Por qué? Porque las características de la cadena de bloques permiten que las transacciones de tokens jueguen en otra liga frente a lo que ofrecen otras tecnologías. Con blockchain, esos intercambios de bienes y servicios son trazables, inmutables, transparentes y descentralizados. Y tienen una liquidez inmediata: los tokens pueden cambiarse con toda facilidad por las criptomonedas, que tienen su hábitat natural en blockchain.
Ahora, cualquier grupo de personas o empresas puede crear su propio ecosistema económico, con los tokenscomo moneda. El token servirá para lo que la organización quiera que sirva: desde intercambiar horas de trabajo en el barrio por un menú del día hasta acceder a la sala VIP de un aeropuerto o disfrutar durante unas horas de un coche de un tercero.
Carlos Kuchkovsky, CTO de New Digital Business de BBVA y experto en blockchain, es uno de los convencidos de que la tokenización de la economía va a tener un impacto en todas las industrias. “Lo tendrá por su capacidad de digitalizar y titularizar derechos, y a su vez hacerlos líquidos en las transacciones”.
El banco está muy atento a los posibles usos de blockchain, y de momento ha empezado a experimentar en un área concreta, la formación interna, con el uso de tokens. Curiosamente, se ha quedado con la idea, pero no con la tecnología. directamente por la cadena de bloques por motivos fundamentalmente regulatorios: “Como banco, tenemos que tener mucho cuidado por motivos regulatorios y de madurez de la tecnología para los proyectos de gran escala. Somos ambiciosos en la experimentación, pero muy cautos en la aplicación”. La regulación va por detrás de las posibilidades tecnológicas, si bien BBVA no renuncia al uso de blockchain para este tipo de proyectos cuando legalmente no le suponga un dolor de cabeza.
BBVA Campus Wallet (así se llama el proyecto) es un mercado descentralizado de tokens para que los más de 131.700 empleados de BBVA decidan en qué quieren formarse. Funciona así: cada empleado recibe una cantidad de tokens, sin valor monetario. Luego decide en qué cursos participa y puede obtener nuevos tokenssiguiendo cursos online o dando formación a compañeros sobre su especialidad. Cuanta más formación dé, en número de alumnos y en horas, más tokens podrá utilizar en cursos y talleres presenciales que hasta ahora no estaban abiertos a todos los empleados del banco.
BBVA, que ofrece cinco millones de horas anuales de formación, comenzó en febrero de 2018 una prueba piloto con 4.000 empleados en servicios centrales, el área territorial del noroeste de España y Argentina. Ha funcionado, y lo próximo, antes de que llegue el verano, es implantar el sistema en toda Argentina y en Colombia, hasta convertirlo en el estándar de formación de todo el grupo.
La descentralización de la gobernanza
La token-economía supone la “descentralización de la gobernanza”, según Miguel Caballero, fundador de Tutellus: los entes centrales pierden el poder, en aras de una comunidad autoorganizada a través de su propia unidad de valor, los tokens. “Si empoderas a una comunidad, la comunidad es más activa”, asegura, y tener estudiantes activos es lo que desean todos los que se dedican a la formación. Pero la idea va más allá -“blockchain tiene una vertiente casi filosófica que suele pasar desapercibida”- y permite aventurar un futuro donde todo, tu tiempo, tu espacio, tus posesiones, es susceptible de ser tokenizado para intercambiarlo en una blockchain.
“Podría interpretarse que este nuevo sistema, en el que cedemos el protagonismo, nos reta cada día”, explica Pilar Concejo, responsable global de Formación de BBVA. “Antes nosotros decidíamos; ahora el empleado es quién decide qué curso quiere hacer, con independencia de su labor diaria. Pero en realidad el sistema nos enriquece, nos da señales enormemente valiosas sobre la organización”.
Los tokens se convierten así en un incentivo para la formación, a medio camino entre la retribución (en el caso de BBVA, no económica-) y la gamificación. Y el banco no es la única entidad que ha reparado en la potencia de la idea.
- El caso de Tutellus
Hace ya seis años que Miguel Caballero decidió montar una plataforma de formación por internet, que llamó Tutellus. Aunque la empresa ahí sigue -su fundador reconoce problemas puntuales de tesorería el año pasado, pero asegura que cerraron con tres millones de euros de beneficio operativo-, Caballero es sincero: “Hace ya un tiempo nos dimos cuenta de que la gente no usa tanto la plataforma como pensábamos al comenzar. Digámoslo claro: aprender no es sexy, no es divertido”.
Caballero cree que la utilización de los tokens puede cambiar las tornas, creando un poderoso incentivo, y por eso está transformando Tutellus de una plataforma en internet a una plataforma en blockchain en tutellus.io.
En la nueva Tutellus habrá dos tipos de token: uno para medir la relevancia del estudiante, sus conocimientos, y otro, llamado TUT, con el que se podrán hacer transacciones, como sucede con cualquier otra criptomoneda. Con los TUTs (cuya ICO se está lanzando) se podrán pagar cursos en la plataforma o simplemente ganar dinero al cambiarlos por moneda convencional. Respecto al otro token, su función será señalar a los candidatos más adecuados en determinadas áreas, creando así una especie de base de datos muy interesante para servicios de búsqueda de perfiles profesionales especializados.
Fuente: El Pais
Por :Tomás López Morales