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Cuando Tim Berners-Lee dijo, allá por 2011, que los datos serían ‘la nueva materia prima del siglo XXI’, estaba describiendo perfectamente la dirección hacia la que muchos sectores de la economía se estaban dirigiendo, desde el sector de fabricación hasta los servicios de conocimiento o inteligencia. Rompiendo de una manera ordenada los principios tradicionales de gestión.
Al contrario que otras materias primas, que se agotan con su uso, los datos crecen en valor al utilizarlos. Y cuantos más datos hay y mejor podemos combinarlos los unos con los otros, más valiosos se vuelven. Aunque efectivamente sean la materia prima, se atesoran como metales preciosos y se valoran como tales, gracias a su poder para transformar empresas e inspirar las innovaciones y el conocimiento que impulsan el negocio.
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El creciente valor de los datos
Algunos aún encuentran que evaluar algo tan intangible como los datos es difícil. Otros se han apresurado a predecir otra burbuja a punto de explotar. Pero en su mayoría, las empresas han reconocido que el valor de los datos no solo es real y justificado, sino que en lugar de cuestionado necesita ser más reconocido.
Los datos que posee una empresa pueden ser la diferencia entre descubrir la próxima oportunidad en su sector o ver cómo un rival se les adelanta. Los datos pueden ayudarles a identificar oportunidades para reducir costes o para abrir nuevos mercados. Los datos tienen, en suma, un valor que necesita no solo ser reconocido, sino registrado y tenido en cuenta.
Es por todo ello que tienen tanto valor de mercado, y que las empresas ricas en datos tienden a ser compradas, no por lo que hacen, sino por lo que saben. Y por eso además los mercados que comercian con datos se han convertido en empresas con beneficios por derecho propio, de la misma forma que sucedió en su día con los que comerciaban con metales o divisas.
Igual que las finanzas de las empresas son cuidadosamente auditadas, detalladas, registradas y reguladas, el reconocimiento de los datos está alcanzando un punto de madurez similar. La gobernanza financiera de un negocio está indisolublemente ligada a su valor, y lo mismo podemos decir de los datos.
En este sentido, los datos están madurando de una forma similar a otras materias primas. Su descubrimiento y la creación de maneras cada vez más eficientes de minería y recolección dan una pista de su valor inherente. Pero su verdadero potencial solo se desbloquea cuando las personas empiezan a crear objetos utilizando esta materia prima. Actualmente estas aplicaciones han llegado a alcanzar tal nivel de valor para las empresas, que empieza a estar sujeto a estándares más estrictos y a controles para salvaguardar su valor y disponibilidad mientras se asegura su uso responsable.
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Establecer estándares para GDPR
La GDPR (EU General Data Protection Regulation), que entra en vigor el 25 de mayo de 2018, es el movimiento legislativo más reciente para estandarizar y salvaguardar el uso de los datos. Incluye regulación sobre el uso y la portabilidad de los datos personales dentro de la Unión Europea y su exportación fuera de la región. Dará a las personas más control sobre sus datos y pondrá en marcha un conjunto de normas claro y único sobre cómo pueden ser utilizados.
Es de vital importancia que las empresas que operan dentro de la UE, con partners y clientes de la UE, conozcan las implicaciones y requerimientos de la GDPR. De hecho, deberían estar ya trabajando para asegurar la conformidad, y aunque estos procesos de adaptación están tradicionalmente asociados a coste y complejidad, o barreras y burocracia, las empresas deberían verlo más bien como una oportunidad.
La GDPR y otras legislaciones similares muestran el alcance al que ha crecido la economía de los datos. Es una regulación que llega a tiempo, puesto que reconoce que los datos se están moviendo más rápido, más lejos y más libremente que nunca. Dado que cada vez es necesaria menos interacción manual para manejarlos, debido al desarrollo de la inteligencia artificial, un conjunto claro de estándares ayudará a las empresas a establecer un plan de acción para automatizar procesos de una manera escalable, aprovechando la oportunidad de extraer un valor aún mayor de los datos a nuevos niveles.
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Aprovechar la oportunidad de la economía de los datos
El nivel de madurez y la mayor sofisticación del Cloud también propician esta oportunidad. La posibilidad de capturar y analizar los datos en volúmenes y velocidades increíbles ha sido posible gracias a la elasticidad y escalabilidad que proporciona el Cloud y a su capacidad para conectar sistemas, procesos y silos de datos, antes dispares, mediante plataformas comunes y seguras.
No es una coincidencia que el valor de los datos haya crecido exponencialmente con la mayor adopción de Cloud. Si los datos son la materia prima que impulsará las empresas e innovaciones del futuro, entonces una nube conectada será el medio para extraer y explorar al completo el potencial y el valor de esa materia prima.
Continuando con esta idea, las empresas deberían ver la GDPR como una oportunidad de alinear mejor sus organizaciones. La regulación para la protección de datos tiende a matizarse cada vez más, y una visión más clara sobre cómo los datos se mueven a lo largo y ancho de la empresa será fundamental para mantenerse a la cabeza del cambio, además de ayudar a las compañías a trabajar de forma más eficiente.
Fuente: El Pais Retina
Por Félix del Barrio