A nivel general podemos concluir que la educación financiera poco a poco va formando parte de ese conjunto de enseñanzas que recibimos a lo largo de nuestra existencia y que conforman ese cúmulo de conocimientos que nos sirven para desenvolvernos con mayor o menor éxito en la vida. Sin embargo, aunque esta afirmación de forma agregada pudiera ser cierta, la realidad es que en muchos casos la cultura financiera de un gran número de individuos es aún muy deficiente y que, por tanto, todavía es mucho lo que queda por hacer.
Junto a este grupo de personas que disponen una educación muy deficiente, existe otro muy numeroso que cuenta con una educación financiera que podríamos definir como escasa. Los individuos pertenecientes a este segundo grupo apenas dominan unas pocas ideas financieras pero ellos mismos se perciben como poseedores de unos niveles de conocimientos muy superiores a los que realmente ostentan y esto puede resultar muy peligroso.
La variedad de productos y servicios financieros que aparecen en el mercado no para de crecer y la tecnología ha acrecentado de una forma notable la accesibilidad a todos ellos. A través de nuestro iphone podemos acceder a una gran cantidad de mercados y a productos financieros extraordinariamente complejos. Los usuarios, en definitiva, tienen más a opciones financieras que nunca, pero en la mayor parte de los casos estos potenciales inversores no disponen de los conocimientos suficientes para tomar decisiones informadas. En este punto conviene tener muy presente la acertada recomendación que al respecto ha hecho en repetidas ocasiones Warrent Buffet, uno de los inversores más conocidos del planeta. Buffet nos aconseja de forma taxativa no invertir nunca en un negocio que no podamos entender.
Esta idea es clave. Entender un producto financiero no es tener una idea vaga o general de lo que estamos comprando. Es necesario conocer cuáles son los riesgos que conlleva esa inversión y ante todo no dejarnos llevar por la euforia de los mercados. Como señala el propio Buffet la especulación es mucho más peligrosa cuando parece fácil. Ganar dinero en grandes cantidades no es sencillo por mucho que en ocasiones nos lo pueda parecer.
Si nuestro vecino, un familiar o un amigo invierte en un activo complejo y sus conocimientos financieros son escasos y nos anima con una alegría desmedida a seguir sus pasos, debemos actuar con desconfianza. El hecho de que a corto plazo haya podido obtener ganancias no nos debe hacer perder la perspectiva. Es necesario mantener la cabeza fría y actuar con racionalidad y seguir la máxima de Buffet: si un producto no se entiende de forma sólida no se debe nunca invertir en el. Además de esto tenemos que tener en cuenta un segundo principio, las rentabilidades pasadas son eso pasadas, las futuras estarán por venir y son muchos los elementos que pueden hacer cambiar la tendencia.
Debemos desconfiar igualmente de toda la publicidad que agresivamente nos invite a invertir en productos financieros complejos si no somos expertos. Una buena estrategia de marketing es sólo eso marketing y debemos ser capaces de discernir todos los riesgos que se asocian a una inversión que se anuncia como maravillosa y de la que todo el mundo puede beneficiarse. Es decir, debemos mirar mucho mas allá del envoltorio del anuncio e ir al trasfondo y ver si esa inversión es realmente interesante o no para alcanzar nuestros objetivos financieros.
Un ejemplo de todo esto es el que tiene que ver con las criptomonedas. Todo el mundo habla y escribe sobre ellas y son muchos los programas de televisión que dedican gran cantidad de horas a hablar sobre sus fluctuaciones en el mercado. Pudiera parecer que todos los potenciales inversores dominan el tema en profundidad. Sin embargo, ¿Conocemos cuáles son todos los riesgos de invertir en criptomonedas?, ¿Sabemos realmente en que estamos invirtiendo nuestro dinero? Si fuéramos preguntando inversor a inversor, nos encontraríamos que una gran cantidad de ellos no tiene claro que es en realidad este producto y mucho menos son capaces de explicar en que consiste la tecnología que está detrás del bitcoin, el blockchain. Sin embargo y dicho esto, todo aquel que disponga de un Iphone puede comprar de forma sencilla criptomonedas.
Además, tenemos que tener en cuenta que cada inversor es un mundo y que ni todos tienen el mismo apetito al riesgo ni todos tienen la misma capacidad de ahorro e inversión. Un producto financiero que puede ser interesante para un inversor puede no serlo tanto para otro y por ello lo primero que debemos hacer antes de invertir es conocernos a nosotros mismos. Es decir, saber cual es nuestro propósito de ahorro e inversión y cuáles son nuestras capacidades de generación de fondos. Debemos también tener claros cuales son los riesgos que estamos dispuestos a asumir.
Antes de comenzar a invertir nuestros ahorros en productos financieros debemos hacerlo en nosotros mismos, en nuestra cultura financiera. Cuanto mayor sea el nivel que alcancemos en nuestra educación financiera más conscientes seremos de nuestras limitaciones a la hora de invertir. Los mercados financieros son muchos y muy complejos y es muy difícil alcanzar el dominio de todos. Debemos ser siempre conscientes de esto y no pretender abarcarlo todo y es que como también dijo Baffet, el mayor riesgo que existe a la hora de invertir es no saber que es lo que estas haciendo. La tecnología nos facilita la inversión, pero su racionalidad la tenemos que poner nosotros mismos.