La permanente evolución de la tecnología y sus infinitas aplicaciones abren puertas hasta ahora imposibles o impensadas en el mundo de las empresas. El Big Data, la robótica, el Internet de las Cosas o la inteligencia artificial, por nombrar algunas tecnologías, nos desafían a salir de los moldes e innovar.
Es tanta la presión del mercado, de los accionistas, de las gerencias, de la competencia y de los medios de comunicación que muchas veces el management se ve forzado o urgido a incorporar tecnología, y esto puede ser más un problema que una solución.
En algunos casos, el management tiene que decidir frente a la posibilidad de implementar modelos innovadores que les funcionaron a otros y, muchas veces, esos modelos estandarizados no funcionan como se espera cuando se enfrentan a la realidad y complejidad de cada organización, con estructuras y culturas diferentes.
¿Qué hacemos con la innovación y la tecnología?
Si como empresa vamos a innovar por presión, seguramente terminaremos comprando tecnologías que no necesitamos, no están maduras, no podemos aprovechar o no se enfocan en nuestros problemas, nuestras metas y necesidades estratégicas.
Cuando el mercado, o nuestras estructuras internas nos presionan a innovar, actuamos muchas veces como lo haríamos con hambre en un supermercado, entramos en una carrera frenética por llenar el “changuito”.
Salir de compras, en especial cuando de tecnología se trata, debe ser un proceso planificado y ser encarado mirando los 360 grados de la empresa. No solo pensando en Marketing o en comunicación o en Imagen, o en eficiencia, o en la competencia o en nuestra experiencia, sino pensando en todo esto junto y más.
La tecnología es un medio, no un fin en sí mismo. De hecho, la innovación en sí no tiene nada que ver con la tecnología, es mucho más que solo tecnología. La innovación es consecuencia de una mentalidad y precisa de una cultura que atraviese a las personas que conforman una organización.
Por eso, a la hora de hablar de innovación, necesitamos priorizar los cambios necesarios no solo mirando que hace la competencia y las tendencias del mercado, sino mirando hacia adentro. Necesitamos saber quiénes somos y qué queremos ser. Conocer nuestra cultura organizacional y entender las dificultades que podremos enfrentar para elegir con más inteligencia los desafíos que encaramos en primer lugar.
Las empresas que están posicionándose como innovadoras, al implementar cambios digitales, lo logran por la cultura de innovación que instalan en su estructura, la cual está centrada en algo más allá que solo tecnología. Muchas compañías abordan la transformación, enfocadas en la tecnología, en ser digitales, cuando en realidad la transformación debería estar centrada en la gente y los procesos.
Trabajamos con personas: personas que tienen miedos, ambiciones, dudas, sueños, expectativas y experiencias previas. Motivar para la innovación es tan importante como incorporar tecnologías innovadoras.
Si bien siempre hay lugar para improvisar y modificar sobre la marcha, es bueno ir al supermercado con una lista de compras preparada previamente.
Todo proceso exitoso comienza, como bien decían los griegos, con un concepto siempre y sencillo que aplica las personas y a las organizaciones: “¡conócete a ti mismo!”
Fuente: Iproup