Las organizaciones se enfrentan al reto de generar experiencias que satisfagan las expectativas cambiantes de los clientes, así como ofrecer resultados y rentabilidad a los accionistas, manteniendo el camino del crecimiento y la competitividad. En este contexto, la innovación se ha convertido en la estrategia clave para los negocios.
Es por ello que, de acuerdo con el estudio Perspectivas de la Alta Dirección en México 2019, más de la mitad de las empresas en nuestro país (51%) asumen la innovación con un enfoque estratégico, conscientes de que esta es la única forma de aprovechar realmente las oportunidades, permitiendo que el desarrollo de nuevos productos o líneas de negocio se dé en todas las áreas de la compañía.
Por otra parte, 42% de la Alta Dirección da a la innovación un enfoque reactivo o “a la medida”, lo cual implica cierto riesgo, debido a que esto puede ocasionar que se pierdan oportunidades de negocio; sin embargo, únicamente un porcentaje reducido de 7% asume la innovación de forma escasa, en función de las áreas o proyectos que existan en su plan de crecimiento.
Convertir la innovación y los esfuerzos colaborativos en los pilares estratégicos de la empresa es la base de su transformación a largo plazo. Esto conduce a la Alta Dirección a promover la innovación por medio del fomento de una cultura en este tema; procesos continuos de implementación y comercialización de nuevos productos y servicios, así como colaboración con socios estratégicos.
Por otro lado, la operación básica de las empresas se asienta cada vez más sobre las tecnologías de la información (TI). Ante ello, es preocupante que apenas 69% de las organizaciones cuenten con una estrategia específica que incluya aspectos críticos como análisis y aprovechamiento de la información.
Sin embargo, la Alta Dirección cuenta con un catálogo cada vez más amplio de tecnologías disruptivas que tienen el potencial de transformar los modelos de negocio que las implementen con los procesos adecuados. En este sentido, las iniciativas que serán más relevantes para mejorar la competitividad de las organizaciones durante los próximos tres años son el análisis de datos (data & analytics), el internet de las cosas y la nube híbrida.
En los próximos tres años, ¿qué iniciativas serán relevantes para mejorar la competitividad de su organización?
La suma de las variables no es igual a 100% debido a que era posible seleccionar más de una opción.
No dejan de ser relevantes otras tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, digital labor, machine learning, blockchain y la realidad aumentada, las cuales aportan agilidad y resiliencia al negocio en cualquiera de sus tres segmentos: back, middle y front office, para conformar un enfoque integral.
Las tecnologías disruptivas son capaces de transformar radicalmente modelos de negocio mediante el aprovechamiento de espacios poco utilizados con acciones innovadoras, aplicaciones y servicios, en colaboración con startups o empresas emergentes, que potencien el uso de big data, modelos de design thinking, movilidad o inteligencia artificial, en favor de la experiencia del usuario.
Sin embargo, solo 8% de las organizaciones afirman haber alcanzado un nivel de integración digital alto en los procesos de negocio que las distinguen en el mercado y las posicionan a la vanguardia, por lo cual, es posible decir que existen muchas oportunidades en este ámbito, ya que las empresas que sí emplean dichas tecnologías lo hacen principalmente para mejorar la interacción con sus clientes y grupos de interés, apoyar la cultura organizacional e incrementar las ventas y la oferta de productos o servicios.
Adoptar un enfoque estratégico en temas de innovación utilizando las tecnologías disruptivas para transformar el modelo de negocio es cada vez más necesario para permanecer en la ruta del crecimiento, la rentabilidad y la competitividad; por ello, las empresas líderes en el futuro serán aquellas que innoven, pero siempre teniendo como objetivo principal centrarse en el cliente.
Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México.
Fuente: Forbes