El Netflix de los libros. Es un concepto que puede sonar bastante a cliché pero que, sin embargo, permite definir con bastante precisión el funcionamiento de la compañía que fundó y dirige Rodrigo Rodríguez (Murcia, 1982). Rodríguez es un ingeniero de telecomunicaciones que decidió hace unos seis años abandonar su puesto en British Telecom, compañía en la que llevaba un lustro, para lanzar su propio proyecto. Ambición personal… y excusa para volver a su Cartagena natal.
Su creación se llama Odilo y ofrece a redes de bibliotecas públicas, colegios, universidades, asociaciones profesionales o compañías que quieren dar formación a sus empleados la posibilidad de disponer de un catálogo de contenidos digitalizados que ofrecer a sus usuarios. “Ponemos al alcance de las organizaciones plataformas digitales inteligentes”, asegura a EL PAÍS RETINA. Según datos de la compañía, hay actualmente más de 141 millones de personas que tienen derecho a acceder a contenido gratuito de su plataforma.
Odilo llega a acuerdos para obtener contenido. Actualmente, su red de proveedores supera los 3.500 en 37 idiomas distintos. Este contenido pueden ser libros digitalizados, pero también otros formatos como revistas o audiolibros.
Y, después, la startup aporta la tecnología necesaria. Odilo funciona como una suerte de marca blanca. Si un usuario entra, por ejemplo, en la página web de cualquier biblioteca pública de España (todas son clientes de la startup, a excepción de la del País Vasco), encontrará la opción de acceder a su catálogo de forma online. Bien, Odilo es la compañía que está detrás, operando a modo de marca blanca. El modelo de negocio más frecuente para Odilo es que el cliente pague según el número de lecturas. “En vez de que las bibliotecas o los colegios compren una partida de libros que se paguen por adelantado sin saber si se van a usar, les proponemos miles de títulos filtrados por profesores o bibliotecarios para que los usuarios tengan más opciones”, explica. “Igual que la gente piensa en marketplaces como Amazon para comprar libros de uno en uno, si se trata de una organización la solución puede ser Odilo”.
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Salto internacional
Lo que comenzó siendo una aventura española hace tiempo que ha dado el salto, explica Rodríguez. “Empezamos con la idea de crear un software para ayudar a las bibliotecas públicas”. Este paso lo llevaron a cabo en 2012 gracias a los 50.000 euros de una ronda de financiación entre la familia y los amigos. En 2013 llegaría un crédito Avanza, que les proporcionó otros 250.000 euros.
2014 fue el año del salto a Latinoamérica y EE UU, gracias a la entrada del capital de Active. Allí cuentan con contratos con los gobiernos de Chile, Uruguay o Perú, además de estados como Florida. Actualmente, existen centros que utilizan Odilo en 35 países. “A partir de 2015 nos convertimos en una startup”, relata. Y así, en enero de 2016 recibieron una inyección de 1,3 millones del fondo Inverady y fondos de la Comisión Europea.
Orgullo de tecnología
Compartir. Una de las claves (entre muchas) del éxito de Netflix es la experiencia de ver contenidos juntos. Rodrigo Rodríguez se muestra orgulloso de su tecnología, que, por ejemplo, permite una lectura compartida de libros o que, al igual que hace Amazon, aplica un algoritmo que afina las recomendaciones de lectura.
Más lectura. “Estamos apostando mucho por crecer en EE UU y Oriente Medio”, explica Rodríguez. Su objetivo son centros que no tienen una red de bibliotecas y a los que resulta más sencillo (y económico) hacerla de forma digital. Y tiene sus réditos, según Rodríguez. “El lector que lee en este tipo de servicios lee más de media que los lectores de papel”.
La CE, además, les seleccionó como solución para ayudar al objetivo de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas dentro del área de equidad educativa Este dinero les ha permitido desarrollar tecnología educativa que permite a la aplicación medir la comprensión lectora del usuario y aplicar algoritmos de dificultad. En 2017 lograron la última inyección de capital, con inversores como los fondos JME y Kibo Ventures que aportaron seis millones y que les permitió escalar la tecnología a nivel global.
El principal competidor a nivel global es OverDrive, una compañía adquirida por Rakuten en 2015. Ellos controlan el mercado en Inglaterra, Estados Unidos y Corea del Sur. “Nosotros, eso sí, somos el número 1 en los mercados español y portugués”, explica. Pero se muestra orgulloso de haber logrado hacer incursiones como Miami y Nashville (EE UU), Vancouver (Canadá), o Nueva Gales del Sur (Australia).
Fuente: Retina El Pais