La inteligencia artificial (IA) está cambiando la forma en cómo los productores toman y tomarán decisiones.
Sensores que generan datos son procesados mediante big data y, luego, alimentan modelos matemáticos. Este es el siguiente paso de la agricultura, en un entorno en el que las condiciones climáticas y la demanda de alimentos rigen el destino del sector.
“La inteligencia artificial nos permite tomar dimensiones de datos que nunca antes podíamos ver: PIB, temperatura, clima, contaminación, los datos que se quieran ver y, con los datos internos, tomar decisiones o conclusiones”, dijo Andrés Valdivieso, fundador de la empresa Anastasia IA, durante la entrevista magistral ‘Agricultura 4.0: Smart Agro en el Campo Mexicano’, realizada en la tercera edición del Foro EF Agro.
Ningún cultivo es igual a otro, explicó Matías Corradi, líder de desarrollo de negocios de Latinoamérica Sur de Climate Corporation. Y es justo en la diversidad de suelos y en un entorno de cambio climático donde la agricultura de precisión o la hiperpersonalización, como él la describe, toma relevancia.
“En el pasado, lo que hacíamos era recurrir a la historia para definir qué hacer en el futuro, hoy con esta tecnología lo que hacemos es recurrir a datos históricos y datos de lo que está sucediendo en tiempo real, y es así, mediante estos modelos, que predecimos qué va a ocurrir y estas predicciones son cada vez más exactas.
“Eso nos permite adecuarnos hacia lo cambiante, la situación en el pasado no era la misma al día de hoy y entonces la decisión que tomaba un agricultor en el pasado no será la misma para hoy”, indicó Corradi en la entrevista realizada por el periodista Javier Risco.
Los desafíos, como la escasez de agua, podrían ser aliviados en cierta proporción por estas tecnologías. Por ejemplo, los sensores detectan qué cantidad de agua necesita un cultivo y el momento exacto en que este debe ser regado. Tan solo en dicho rubro, estas nuevas soluciones pueden ayudar a ahorrar hasta un 50 por ciento del líquido.
Estas tecnologías, aseveraron los expertos, no traen consigo un desplazamiento del conocimiento humano, solo ayudan a potencializar la precisión de las decisiones.
“Es dejar de hablar de recomendaciones especiales a recomendaciones específicas”, señaló Valdivieso.
Estas innovaciones toman especial importancia ante el cambio climático, dijo Corradi. La razón: las decisiones que ahora toman los agricultores sobre los cultivos no serán las mismas en los siguientes años y posiblemente tampoco serán los mismos ciclos y tiempos de cosecha.
La IA no es más que modelos matemáticos alimentados por datos que han sido recopilados del ambiente y los cultivos. Sin embargo, aunque los datos pueden estar disponibles para cualquiera, el verdadero reto no está en la invención de la tecnología sino en llevarla a la mayoría de los agricultores.
Los especialistas son optimistas, pues consideraron que factores como el aumento en la conectividad y el acceso a los teléfonos móviles serán claves para mejorar la productividad.
Hay otras tecnologías que ayudarán en el reto: drones y blockchain. La primera ya es sólida y se emplea para, por ejemplo, la reforestación y aplicación de agroquímicos. La segunda dio origen al bitcoin y aún está en fase de experimentación.
Fuente: El Financiero