A la habitual imagen de frío, nieve y auroras boreales, Finlandia pretende añadir otra más tecnológica. Con poco más de 5,5 millones de habitantes, el país nórdico tiene la ambición de convertirse en una especie de laboratorio mundial de inteligencia artificial. En las tierras de Papá Noel, el regalo estrella de estos últimos años es el de la transformación de una economía entera hacia el machine learning. Gobierno, universidades, empresas y startups colaboran estrechamente para que el sueño finés cobre forma lo antes posible. Pero que nadie piense que los robots vendrán de repente con denominación de origen de Laponia. El nuevo modelo que están desarrollando tiene más que ver con algoritmos, programación y automatización.
Uno de los puntos de encuentro para engrasar la maquinaria finlandesa de la inteligencia artificial es el denominado AI Challenge. Se trata de un programa en el que todas las empresas que lo deseen pueden colaborar entre ellas para buscar soluciones innovadoras a través de machine learning. Por el momento, 200 han decidido dar el paso.
Como explica Teemu Roos, profesor de ciencias informáticas en la universidad de Helsinki, la tecnología debe de ser la palanca que modernice la industria del país. “Queremos copiar el entorno de las startups para que todos los actores trabajen entre sí. El mercado laboral está cambiando drásticamente y tenemos que aprovechar nuestra fortaleza en este ámbito”, argumenta.
Un gran aliado de este laboratorio escandinavo es el propio Gobierno. Con la aprobación el año pasado de un programa para el desarrollo nacional de la inteligencia artificial, Finlandia dio un gran paso para liderar esta carrera. Desde invertir más dinero público para la investigación hasta cambios curriculares en la educación infantil (de tres a seis años) que incluían asignaturas de programación. “Es una necesidad entender la inteligencia artificial ya desde pequeños.
No se trata de una cuestión técnica, sino de inversión política en la que decidir qué usos y finalidades le vamos a dar”, sostiene el ministro de Economía finés, Mika Lintilä. En Francia también han visto con buenos ojos este desarrollo. El presidente de la República, Emmanuel Macron, se sumó a la lucha en marzo al anunciar 1.500 millones de euros para este campo.
Pese a que no haya nada escrito sobre el futuro delmachine learning, Finlandia no quiere perder la oportunidad de constituirse en un referente. Según el estudio de McKinsey Modelando el futuro del trabajo en Europa, tiene la posibilidad de convertirse en el segundo país mundial en inteligencia artificial por la gran formación que tiene al respecto en capital humano. Precisamente, este es uno de los saltos pendientes: trascender la teoría.
La Universidad de Turku domina casi a nivel mundial la investigación en algoritmos. En la de Aalto sucede casi lo mismo. Pero todo se queda ahí muchas veces, en un trabajo académico. “Nuestro objetivo es experimentar todo lo posible para que la inteligencia artificial trabaje con los humanos y aumente sus capacidades”, asegura Ville Valtonen, CMO de Reaktor.
Espoo, un intento de Silicon Valley
En la zona metropolitana de Helsinki, junto a entrantes constantes del mar Báltico, abetos y parques interminables –un entorno muy de postal–, irrumpe Espoo. La segunda ciudad en número de habitantes de Finlandia, con 270.000, no le va a la zaga con la ambición de su país. Nadie lo dice literalmente, pero su intención velada es llegar a ser el Silicon Valley de la inteligencia artificial. Toda una localidad centrada en innovar tanto en las aulas como en las compañías.
Uno de los proyectos más relevantes es el de Centro de Investigación Técnica VTT. Entre el Gobierno y las startups han construido un espacio de colaboración en el que lo mismo se entrena a los algoritmos para detectar precozmente la demencia senil que descifran información recogida en el espacio.
Una de las bazas que juega de momento en contra de que se perciba la importancia que ha adquirido el machine learning es la falta de un made in Finland generalizado. Parece que toda la innovación esté atrapada por la nieve y no pueda salir de las fronteras; pero es solo eso, una impresión.
Ética para la inteligencia artificial
Uno de los grandes interrogantes abiertos en el debate público sobre inteligencia artificial es si comienza a ser oportuno establecer algún tipo de ética. En el caso de Finlandia, que tiene en mente convertirse en un referente de esta tecnología, el propio Gobierno ha creado un grupo de trabajo para que arroje un poco de luz. Tal y como cuenta Outi Keski-Äijö, director general del ministerio de Economía, la intención es aprobar un documento como si de una guía se tratara. “Si cumplimos con los plazos establecidos, tendremos unos 300 puntos para final de año que servirán de referente para la gran mayoría de usos que le demos a la inteligencia artificial”, añade.
La inteligencia artificial que desarrollan cada vez llega más lejos. Más allá de la pretensión de que sea un motor de crecimiento económico, el laboratorio tiene muy claro cómo experimentar. “Sería interesante llegar a un deep learning eficaz con un menor uso de los datos. Tenemos un gran problema con todo lo que demanda y hay que mejorarlo”, concluye Lintilä. Al margen de si consiguen dar con la tecla adecuada, habrá que empezar a fijarse en las etiquetas, no vaya a ser que los algoritmos vengan de Laponia.
Fuente: Retina El Pais