La mayoría de los ciudadanos estamos muy confundidos respecto de qué es la inteligencia artificial. Lo primero que nos puede venir a la mente es Arnold Schwarzenegger en Terminator, Harrison Ford en Blade Runner o la serie Black Mirror. La verdad es que está más cerca de nosotros y no carga una escopeta recortada. Todo indica que será la siguiente revolución en el cómo se entiende la inversión privada y el gobierno. El problema es que el Estado mexicano no tiene una preocupación real, por este tipo de temas, y nos quedaremos en el rezago.
Los seres humanos, los animales y ahora las maquinas estamos dotados de inteligencia. Tenemos capacidades para resolver problemas, lograr nuestros objetivos y metas. En mi óptica, la inteligencia es la suficiencia para resolver un problema inmediato o a largo plazo; y las maquinas ya están haciendo eso. La inversión privada y el Estado mexicano tienen miles de problemas concretos en los que se podría utilizar esta tecnología: seguridad, procuración y administración de justicia, finanzas, etc. China gasta miles de millones en seguridad interior e inteligencia artificial, solo por poner un ejemplo de la importancia que esto tiene en otros países.
La literatura dice que la inteligencia artificial comenzó imitando la inteligencia humana, y ahora emula a los seres humanos y también usa métodos propios de resolución de problemas. Esto va más allá de la memoria de la maquinas o su capacidad para hacer miles de cálculos matemáticos en segundos. Ahora las computadoras pueden tomar decisiones propias, se pueden adoptar al entorno y aprender a través de la experiencia. Se puede decir que ahora las maquinas son creativas. Nótese que hay un punto donde el programador no podría explicar, a pie juntillas, por qué una computadora tomó cierta decisión, puesto que su grado de creatividad les da cierta independencia en la decisión.
La inteligencia artificial se ha puesto en entre dicho por un carro automatizado de Uber que chocó, lo mismo sucedió con un programa para invertir dinero que causó pérdidas, y programas de ajedrez que han cometido errores de principiante. En el caso de Uber se determinó que hubo responsabilidad humana, el dueño del algoritmo que causó la perdida de dinero ira a tribunales, en los casos del ajedrez no hay explicación. De cualquier forma algo está pasando en otros países que no sucede en el nuestro.
En México estamos discutiendo problemas básicos de transporte urbano (es claro que se necesitan resolver antes de hablar de inteligencia artificial), nuestra tecnología en materia de seguridad pública es de lo más básica y con errores, y no hablemos de aplicar inteligencia artificial en los tribunales, cuando en la Junta Federal de Conciliación no hay hojas para imprimir audiencias. Por supuesto que México tiene prioridades y necesidades básicas. Un país con millones de pobres tiene que priorizar sus recursos. El tema es que no hacemos nada para caminar hacia la tecnología, la tenemos olvidada. Nos quedamos invirtiendo en energías sucias como el petróleo o el carbón. El Estado está obligado a mirar los beneficios del futuro y el riesgo de quedarse en el pasado.
La inteligencia artificial, tarde o temprano, va a revolucionar el cómo entendemos el mundo. Ojalá no nos quedemos cruzados de brazos mientras otros desarrollan la tecnología. Esperemos que el Estado decida invertir más en ella y no gastar en petróleo.
Fuente: El Sol de Mexico