Recordaréis que en 2016 y en plenos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el virus zika hizo saltar todas las alarmas en Sudamérica, llegando a propagarse por veinte países del continente. De hecho, muchos deportistas famosos se negaron a participar en los juegos ante la amenaza que suponía.
Lo realmente complicado de estas enfermedades es pronosticar futuros y posibles brotes. Por ello, el ingeniero Rainier Mallol ha creado AIME, un instrumento para evitar que algunas como el dengue, el zika o el chikunguña se expandan con tanta facilidad y rapidez.
Los sistemas de controles sanitarios establecidos hasta ahora solo son capaces de estudiar cómo va a comportarse una enfermedad una vez ya ha aparecido. La novedad de su nuevo invento es que, a través de grandes análisis de datos, puede pronosticar con hasta tres meses de antelación dónde y cuándo van a surgir próximos brotes.
Gracias a esto, los países más afectados por las epidemias podrán evitar que las enfermedades se expandan y, con ello, evitar posibles cientos de muertes. Además, AIME asiste en estrategias sanitarias (ofrece mapas de predicciones, historiales de otros brotes…)
Mallol asegura que, en el caso de la predicción del dengue, cuentan con una precisión de un 80%. Lo ha conseguido efectuando cálculos sobre cifras históricas, antiguos brotes y el tiempo que duraron. El ingeniero ha sido galardonado con el Innovador menor de 35 de Latinoamérica 2017 por MIT Technology Review en español. “Sin saber ni dónde ni en qué momento se va a generar el próximo brote, se invierten recursos de forma ciega. Hay países como Brasil, en los que se invierten 1.300 millones de dólares todos los años solo en dengue”, sostiene.
AIME ya funciona en Río de Janeiro, Kuala Lumpur y Manila. El objetivo de Maillol a corto plazo es llegar a otros países del sudeste asiático, muy afectados por estas enfermedades y, a largo plazo, contribuir a la creación de un mundo cada vez más sano.
Fuente: La Vanguardia