Montreuil se encuentra en el departamento de Sena-Saint Denis, ubicado en la periferia de París, y más conocido por su Basílica gótica y el Estadio de Francia. En esta comuna marginal tiene su local Simplon, una ONG que quiso imitar en Francia los cursos intensivos y de corta duración típicos de Sillicon Valley, pero dándoles un nuevo enfoque: son más inclusivos, gratuitos y «con más mujeres y personas de diferentes orígenes y territorios». En este local hoy tienen clase 24 alumnos, que forman parte de la Escuela de Inteligencia Artificial que Simplon puso en marcha con la ayuda de Microsoft hace poco más de un año.
Las clases suelen desarrollarse en la oficina del gigante tecnológico en París pero el formato, en ambos casos, es similar: los jóvenes charlan, usan sus ordenadores y escuchan al profesor. Se enseñan contenidos sobre inteligencia artificial, pero allí no hay robotos paseando por los pasillos ni nada futurístico. Lo que se pretende con esta formación es «entrenar a personas con diferentes perfiles para que se conviertan en especialistas en inteligencia artificial; esto es, una persona que sabe cómo usar grandes conjuntos de datos, aplicarles algoritmos y encontrarle resultados a sus problemas. Siguiendo este proceso una y otra vez, los algoritmos se perfeccionan hasta llegar al aprendizaje automático o de máquinas en el que la computadora aprenden», explica Imad Bejani, director de Educación de Microsoft.
Esta formación, que dura 7 meses y se complementa con otros 12 en el que alumnos de 20 a 40 años hacen prácticas en una empresa, tiene la particularidad de que no está pensada solo para ingenieros o investigadores, sino que por allí pasa todo el que quiera formase en inteligencia artificial. De hecho, en una de sus promociones hay un profesor de Primaria.
Los planes de Macron
La mayoría de ellos son «reclutados» de la «Pôle emploi», la agencia que ayuda a buscar trabajo a personas desempleadas (eso sí, con un mínimo conocimiento en Matemáticas y programación) y al finalizar obtienen una cualificación reconocida por el Ministerio de Empleo francés.
El Gobierno de Emmanuel Macron se está tomando muy en serio el papel que la inteligencia artificial jugará en el futuro (o ya en el presente). En marzo del año pasado anunció una inversión de 1.500 millones de euros hasta 2022 para su plan «Artificial Intelligence for Humanity» (IA para la Humanidad) con la intención de que Francia y Europa sean líderes en inteligencia artificial y alcancen a Estados Unidos y China. Macron recordó entonces que esta revolución no se producirá en 30 años, «sino que «se está produciendo ya».
Actualmente, se están formando en París 264 alumnos (11 promociones) y se espera que dentro de tres años se gradúen 5.000. «Cuando pensamos en datos e inteligencia artificial siempre lo asociamos con los ingenieros o investigadores; por eso hay que democratizar el entrenamiento, hay que darle un lugar a la gente que no está especializada», apunta Bejani. Es el caso de Sonia Chibí, alumna de 25 años que tiene dos másteres (uno en Tecnología de la Información y otro sobre procesamiento de lenguajes naturales) pero actualmente está desempleada. «Estoy siguiendo este curso porque me gustaría aprender más sobre este campo antes de saltar al mundo laboral; quiero sentir algo así como la legitimidad para conseguir un empleo relacionado con inteligencia artificial». Su compañera, Garnance Casalis Dabrowski, de 29, decidió entrar en este mundo después de haber pasado por una formación completamente distinta: un máster en finanzas y un trabajo en banca de inversión. «Mi idea es crear una empresa en el futuro y aplicar la inteligencia artificial. En esta escuela tienes la sensación de estar trabajando. Esto te exige ser creativo en la búsqueda de soluciones». De momento, no hay planes de que una escuela de este tipo desembarque en España.
Adaptar el aprendizaje
La inteligencia artificial, tal como sostuvo Macron, es presente y por eso interesa que llegue también a los colegios. «La usamos para adaptar el aprendizaje a las necesidades de cada estudiante en asignaturas como Matemáticas, Historia o Ciencias», explica Bejani. Los niños de 7 a 14 años de cualquier colegio pueden asistir a clases de inmersión en Microsoft en las que aprenden materias relacionadas con inteligencia artificial, realidad mixta o 3D. En la clase presenciada por ABC, alumnos de 15 y 16 años de FP creaban pingüinos en tres dimensiones. «El pingüino es una excusa, lo que nos interesa es que aprendan de tecnología, manipulación de objetos a través del ordenador, etcétera», explica el profesor Colin Filladeau, que asegura que las clases sirven a alumnos con dificultades para por ejemplo, la concentración o la memoria.