Que te roben en la cara sin enterarte no es la sensación más agradable. Los ladrones casi siempre encuentran la manera más efectiva para desvalijar una casa, una oficina y hasta un banco. Con la ayuda de la tecnología, ya sea con la compra de datos sensibles en la deep y dark web o con un ataque de ransomware, su labor parece hasta sencilla. No es que sus planes carezcan de fisuras ni que cuenten con el cerebro brillante del profesor en La casa de papel; pero, sin las mismas herramientas que los malos, la lucha parece desigual. Para igualar la balanza, la inteligencia artificial cuenta ya casi con placa y armas policiales.
Las ventajas de poner en manos robóticas las estrategias de ciberseguridad no solo ayudan al sector financiero. En palabras de Javier Alonso, del Real Instituto Elcano, los beneficios que puede aportar a la sociedad y la economía son incuestionables. “Las aplicaciones de la inteligencia artificial contribuyen a anticipar y neutralizar amenazas o gestionar incidentes con mayor efectividad mediante el análisis de gran cantidad de información de contexto sin la intervención humana altamente especializada”, sostiene. Si consigue cumplir con las expectativas, será de gran ayuda para reducir, según Sophos, los 120.000 ciberataques registrados en España durante 2018.
Pese a la inestimable ayuda que ofrece la inteligencia artificial, tampoco tiene demasiado sentido dejarla campar a sus anchas. El machine learning aprenderá de su experiencia atrapando –a veces será justo al contrario– a los malos, aunque el toque humano siempre será necesario. El estudio de Oliver Wyman advierte a los empleados de seguridad que mal harían si desarrollaran cierto sentido de comodidad al ver que las herramientas digitales son sus compañeras de trabajo. “La intervención humana es indispensable para asegurar el adecuado calibrado de los algoritmos y para detectar pronósticos erróneos y falsos positivos, que podrían acarrear graves consecuencias”, zanja Alonso.
- Una policía con muchos frentes
Mantener la seguridad, casi sin margen de error, dificulta la tarea de la inteligencia artificial. Aun así, la consultora ha detectado tres frentes en los que tiene un desempeño especialmente efectivo: el transporte de mercancías ilegales, las actividades terroristas y la trata de personas. “Las compañías navieras, por ejemplo, pueden usar los datos y capacidades de esta tecnología para identificar contenedores con mayores probabilidades de ser utilizados para la trata de blancas”, argumentan en Oliver Wyman. Sobre la palestra también sitúan a las farmacias, que identificarían a clientes que adquieran cantidades inusuales de productos químicos con fines terroristas.
En la lucha contra los malos existen ciertos riesgos. Perfeccionar una herramienta como la inteligencia artificial, por muy útil que resulte, requiere de una puesta a punto. El sesgo racial de los algoritmos –recordemos que los programa un ser humano– y la pérdida de credibilidad por falsos positivos son dos de los aspectos más relevantes. “Para evitar que esto suceda, las empresas necesitan crear y probar una variedad de escenarios en los que la inteligencia artificial se utiliza para rastrear las actividades delictivas”, determina el estudio como una medida de cara a perfeccionar esta tecnología.
La inteligencia artificial está llamada a marcar la próxima década. Por el momento simplemente es eso, una perspectiva de futuro. La consultora Gartner cifra el impacto económico para 2022 en unos 3.000 millones de euros, sobre todo por el auge de las redes neuronales profundas. “Finalmente tendrá un impacto muy positivo en la reducción de la delincuencia en el mundo siempre y cuando se maneje bien”, vaticina Oliver Wyman. En lo que esta herramienta termina de ir más allá de un traje policial de quita y pon, las organizaciones deben pensar si le pagan el uniforme permanentemente. Los malos, mientras tanto, seguirán a lo suyo tecnología en mano.
Fuente:
Jorge G. García, J. G. (2019, 27 agosto). La inteligencia artificial se viste de policía para atrapar a los malos. Recuperado 27 agosto, 2019, de https://retina.elpais.com/retina/2019/08/26/innovacion/1566813174_814741.html