Vivimos en un mundo en el que la tecnología hace cada vez más fácil nuestro día a día. Los drones entregan paquetes, los chatbots responden a preguntas en Internet y los sensores del coche velan por nuestra seguridad. Pero la era de la inteligencia artificial (IA) y la robótica tiene un precio: muchos trabajadores temen perder el empleo.
Sin embargo, no todas las funciones se pueden automatizar. Cuando se trata de puestos que requieren resolución de problemas, liderazgo e iniciativa, la IA nunca podrá reemplazar a un buen profesional. Veamos siete ámbitos donde es imposible que la IA aporte el mismo valor a la empresa que una persona:
1. EMPATÍA E IMPLICACIÓN
Hoy en día, hay robots cirujanos, e incluso bots terapeutas si necesitas apoyo psicológico. Pero nada puede sustituir la implicación y la empatía de las que somos capaces los humanos. Los cuidadores, terapeutas y médicos sí pueden mostrar sinceridad y empatía hacia sus pacientes: esto es algo que una máquina no puede hacer, y que probablemente ni siquiera podrá emular durante algunos años más.
2. INICIATIVA
Los empleados que toman la iniciativa y buscan proactivamente áreas de mejora aportan a sus empresas un valor incalculable. Desarrollan procesos y capacitan a otros trabajadores para que la empresa funcione de manera más eficiente y eficaz. Una vez que dominan una competencia profesional, siguen buscando formas de mejorar los procesos aún más. Los empleados comprometidos y proactivos son de enorme valor para las empresas.
La IA es eficaz ejecutando instrucciones e incluso detectando nuevas tendencias o pautas, pero todavía no es capaz de identificar e iniciar nuevas tareas por sí sola.
3. CREATIVIDAD
La mente humana capta información de distintas fuentes externas y desarrolla ideas nuevas y creativas. Podemos inspirarnos a través de la música, la poesía, el arte o la fotografía, y luego canalizar esa inspiración para desarrollar ideas de negocio o nuevos productos.
Las empresas necesitan esa innovación creativa para prosperar. Un empleado creativo ayuda a su empresa a pensar en grande y, a veces, de forma completamente inédita. Es en este contexto donde se crean nuevos productos, se plantean nuevas iniciativas y se producen los grandes avances.
La creatividad es un ámbito en el que a la IA aún le falta mucho camino. Una máquina puede imitar una obra humana con mayor precisión en cada nueva iteración, pero crear algo nuevo y único es una capacidad que sigue siendo exclusiva del ser humano.
4. TRABAJO EN EQUIPO
Los empleados que trabajan bien en equipo saben unir esfuerzos entre compañeros y departamentos para impulsar a la empresa hacia un objetivo común. Cuando los empleados perciben que el lugar de trabajo es colaborativo, se implican más. Un reciente estudio de Gallup descubrió que los equipos humanos con altas tasas de compromiso son un 21% más rentables.
Un programa de IA responde al feedback directo, pero carece de sentido de compañerismo o colaboración. Por tanto, aunque una empresa pueda prescindir de los humanos para algunos procesos, es imposible reproducir artificialmente la percepción de trabajo en equipo (y las ventajas que conlleva).
5. ADAPTABILIDAD
Un buen empleado acepta el cambio y se adapta cuando es necesario para la buena marcha de la empresa. Cuando un empleado asume funciones fuera del alcance de su puesto inicial y se adapta rápidamente a nuevos objetivos y tareas, aporta un valor inmenso a la empresa, sobre todo en mercados muy cambiantes.
Las máquinas, en cambio, están programadas para desempeñar funciones específicas. Si un cambio en el sector exige un viraje operativo inmediato, la empresa tendrá que asumir el coste de rediseñar o sustituir su tecnología.
6. APORTACIÓN SOCIAL
Para generar ingresos, las empresas de hoy dependen mucho de su entorno social, tanto local como en Internet. Las PYMEs, sobre todo, prosperan en ciudades pequeñas, participando en la economía local. Los empleados contribuyen a esa economía local, creando empleos, ayudando al medio ambiente y fomentando a la comunidad.
La robótica, el aprendizaje automático y la IA no tienen esa virtud. De hecho, las empresas que eliminen puestos de trabajo mediante la automatización corren el riesgo de distanciarse de su entorno social, lo que puede dar lugar a dificultades para mantener la oferta y la demanda.
7. COMPRENSIÓN DEL CONTEXTO
Uno de los motivos por los que las personas crean más valor que la IA es que un humano entiende los factores y circunstancias de la empresa en su contexto de la vida real, mientras que una máquina no dispone de esos datos externos. La inteligencia artificial tiene su límite en los datos que recibe. Una persona, en cambio, abarca todo aquello que queda más allá los datos, es decir, el contexto.
Si bien es inevitable que la tecnología eliminará muchos puestos de trabajo, es evidente que no puede eliminarlos todos. La creatividad, el ingenio y la empatía del ser humano son aptitudes que de momento la máquina no puede reproducir. Y, sin la guía de los humanos, la IA no puede funcionar.
El impacto en la sociedad de la IA es indudable: está dejando huella, y las cosas están cambiando muy rápido. Pero todavía faltan años para que la tecnología «inteligente» tenga consecuencias serias en el mercado laboral. Haz la prueba: pregúntale al asistente del móvil cualquier cosa que sea más compleja que la previsión meteorológica.
Fuente:
Elaine Thompson, E. T. (2019, 20 agosto). Por qué la IA nunca podrá reemplazar a un buen empleado – OpenMind. Recuperado 23 agosto, 2019, de https://www.bbvaopenmind.com/tecnologia/inteligencia-artificial/por-que-la-ia-nunca-podra-reemplazar-a-un-buen-empleado/