Se cumplen 30 años de uno de los hitos más importantes en nuestra historia reciente:el comienzo de la creación de la Web tal y como hoy la conocemos. Fue en 1989 cuando el científico Tim Berners-Lee sentó las bases de un protocolo que extendería y democratizaría la red de internet que existía hasta el momento, enfocado, sobre todo, a usos militares y de intercambio de archivos a través de servidores FTP y de correos electrónicos. Con el documento “Gestión de la información: una propuesta”, Berners-Lee pretendía facilitar el trabajo dentro del CERN mediante la compartición de información entre varios ordenadores de una manera sencilla y visual.
No sería hasta más tarde, en 1990, cuando el CERN publicara lo que se ha considerado la primera página web de la historia, un conglomerado de textos y enlaces que reflejaba lo que Berners-Lee había propuesto a su jefe un tiempo antes y que este lo definió como una idea “vaga pero excitante”.
Hoy, 30 años después del germen de la Web, Berners-Lee ha publicado una carta en la que hace un repaso extenso sobre lo que ha supuesto la Web y, sobre todo, en lo que se ha convertido y en lo que debería ser. En esta carta, Berners-Lee advierte de que “resulta imprescindible hacer que la web esté disponible para todo el mundo y aunque la web ha creado oportunidades, ha dado voz a grupos marginados y ha hecho más fácil nuestra vida cotidiana, también ha creado oportunidades para estafadores, ha dado voz a aquellos que propagan el odio y ha facilitado la comisión de todo tipo de delitos”.
Según Berners-Lee, hoy en día hay tres amenazas principales que son las que están haciendo de la Web algo totalmente distinto a lo que él planteó en su momento:
– Intentos maliciosos y deliberados, como la piratería, los ataques informáticos patrocinados por un estado, las conductas delictivas y el acoso en línea
– Sistemas que por diseño crean incentivos perversos y sacrifican los intereses del usuario, como los modelos de negocio basados en la publicidad que recompensan comercialmente el clickbait y la viralización de información falsa.
– Diseños benevolentes que, sin embargo, y de manera involuntaria, generan consecuencias negativas, como el tono y la calidad atroz y polarizada del discurso en línea actual.
¿Y cuáles son las soluciones a estos problemas?
Para Berners-Lee la solución pasa por una implicación a tres bandas entre gobiernos, empresas y ciudadanos. Los primeros “deben adaptar las leyes y reglamentos para la era digital. Deben garantizar que los mercados sigan siendo competitivos, innovadores y abiertos y tienen la responsabilidad de proteger los derechos y las libertades de las personas en línea”.
Las empresas “deben hacer más para garantizar que su búsqueda de beneficios a corto plazo no sea a costa de los derechos humanos, la democracia, los hechos científicos o la seguridad pública. Tanto las plataformas como los productos deben ser diseñados teniendo en cuenta la privacidad, la diversidad y la seguridad”.
Por último, en cuanto a los ciudadanos “deben hacer rendir cuentas a las empresas y a los gobiernos por los compromisos asumidos, y exigir que respeten la web como una comunidad global que tiene a los ciudadanos por centro, eligiendo políticos que defiendan a la web como un espacio libre y abierto”.
Fuente: Tecnoxplora