Antes de adentrarnos en las asombrosas transformaciones que Blockchain está provocando en el ámbito de la Smart City, veamos un ejemplo sencillo que nos puede ayudar a entender como nos puede ayudar Blockchain.
A y B son dos individuos o entidades en un sistema de estacionamiento basado en blockchain. A paga la tarifa de estacionamiento a B, que es la autoridad del estacionamiento.
Mientras la transacción está activa, se representa en línea en forma de un bloqueque incluye datos como el número de bloque, la prueba del trabajo, los registros de las transacciones y los datos relacionados con el bloque adyacente (anterior).
El bloque es visible para todos los que forman parte de la red abierta. Otras entidades verifican el bloque y confirman la transacción después de que el 50% de las entidades lo hayan aprobado.
Después del último paso, el bloque ingresa en la cadena permanente y el importe del estacionamiento se transfiere de la cuenta de A a la B. Todo esto sucede en pocos minutos de duración.
Este ejemplo puede ayudar a entender de una manera sencilla en qué consiste la cadena de bloque o blockchain y cómo la podemos utilizar
En el ejemplo anterior, blockchain es una tecnología distribuida de contabilidad peer-to-peer (P2P) que apunta tanto transacciones como contratos, acuerdos y ventas.
Inicialmente, blockchain fue concebida para dar soporte a lo que se conoce como criptomonedas (por ejemplo, Bitcoin y Ethereum). Pero hoy en día, esta tecnología se puede implementar en cualquier tipo de transacción sin un intermediario. Este es su rasgo diferencial, que nos permite eliminar toda aquella intermediación que no aporta valor.
Otro beneficio significativo de la tecnología blockchain es su robustez ante los ataques de la piratería informática (con la prudencia que se puede afirmar esto).
A priori, un plan de ataque requeriría que el hacker comprometiera el 51% de los sistemas para superar el poder de hashing de la red objetivo, cosa que en la actualidad no es posible desde el punto de vista computacional.
Si repasamos el estado-del-arte tecnológico, podemos destacar las posibilidades que nos ofrece Internet de las Cosas (Internet of Things, IoT) para instalar y conectar sensores y dispositivos inteligentes que nos permiten capturar datos y realizar acciones con solo un toque e inimaginables hace unos años, como, por ejemplo, reservar un vehículo Uber autónomo a través del asistente virtual Alexa.
Pero, ¿por qué hemos cambiado de tema? ¿por qué hablamos de IoT? Pues porque IoT se va a convertir en BIoT a partir de este momento.
¿Qué es esto? En esencia consiste en la tecnología blockchain incorporada a Internet de las Cosas (IoT), lo que posibilitará que estos dispositivos IoT sean más potentes, útiles y seguros.
Y es que uno de los grandes problemas que estaban surgiendo con la implantación masiva de dispositivos IoT era la falta de seguridad y lo vulnerables que eran ante los ataques de piratas informáticos.
Se calcula que a finales de 2017 podía haber unos 6.400 millones de dispositivos IoT conectados a Internet, y este número crece a pasos de gigante y cualquier estimación se quedará corta
Pero este crecimiento desmesurado tiene muchas implicaciones de seguridad: muchos (más bien la mayoría) de estos dispositivos inteligentes no han sido diseñados pensando en su seguridad, tan solo en su funcionalidad. Muchos de ellos pueden conectarse con otros dispositivos, como nuestro smartphone, aumentando el grado de exposición.
En este punto es donde puede intervenir la tecnología blockchain, que puede ser utilizada para desarrollar un registro digital con capacidad de conectar millones de equipos al tiempo que reduce el riesgo de que los sistemas sean presa de los tan temidos hackers.
Ahora que tenemos un poco más claro cómo funciona esta tecnología y cómo nos puede ayudar, podemos explorar en nuestra próxima entrega algunos ejemplos de cómo la smart city están moldeando su futuro con blockchain.
Fuente: EcoInteligencia