En un mundo en el que los problemas relativos a la alfabetización siguen presentes —con 16 países en los que los niveles de alfabetización están por debajo del 50%, según la UNESCO— hemos visto una larga y compleja evolución de este concepto a lo largo de la historia. Un significado que ha ido fluctuando, marcado por los cambios sociales y lo expresado en los acuerdos y conferencias internacionales.
Más allá de la definición tradicional, entendida como conjunto de competencias de lectura, escritura y cálculo, la alfabetización se entiende actualmente, según la UNESCO, como un “medio de identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación en un mundo cada vez más digitalizado, basado en textos, rico en información y en rápida mutación”.
De esta forma, en los últimos años hemos visto acuñarse un nuevo concepto: la alfabetización digital, un reto global pendiente nacido de la convivencia de las sociedades con las nuevas tecnologías. Estas han dado lugar a un momento disruptivo en la historia, con cambios en la esfera social, económica, educativa y cultural. La alfabetización digital no solo debe entenderse como la capacidad para saber usar la tecnología, sino también tiene que ver con la aplicación de la misma y la comprensión de cómo su uso puede hacer que nuestra vida mejore.
En este contexto aparece el problema de la llamada brecha digital, que alerta, según la OCDE, sobre las lagunas en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), o lo que es lo mismo, la separación entre individuos, grupos o países que utilizan las TIC en su vida diaria y aquellos desposeídos de ellas o que no saben utilizarlas.
Por tanto, la educación y el aprendizaje son a la vez esencia de estos problemas y solución. Los grandes avances de las TIC son inútiles si no se adquieren las habilidades necesarias para explotarlos, si no se aprende a usarlas. El fomento de ese aprendizaje, de esa “alfabetización tecnológica” debe ser un objetivo claro en las políticas internacionales, aplicado a lo largo de la vida en los hogares, escuelas, comunidades y lugares de trabajo de todo el mundo.
En este sentido, y porque no hay nada mejor que usar la tecnología para aprender sobre tecnología, las propias TIC han hecho surgir una nueva forma de adquirir conocimientos: el e-learning. Impulsor de la alfabetización digital, el aprendizaje electrónico ha supuesto una revolución educativa, eliminando barreras geográficas y facilitando el objetivo del aprendizaje durante toda la vida.
Sin embargo, la digitalización de la educación tiene todavía grandes retos por delante: según la ONU, los datos de 65 países en desarrollo indican que el porcentaje promedio de escuelas con acceso a computadoras e internet para fines docentes supera el 60% tanto en la enseñanza primaria como en la secundaria. Esa proporción no alcanza el 40% en más de la mitad de los países subsaharianos sobre los que hay datos.
Una de las metas marcada en los objetivos de desarrollo sostenible de esta organización es que de aquí a 2030, todos los jóvenes y una proporción considerable de los adultos, tanto hombres como mujeres, estén alfabetizados. La educación online, seguro, tendrá un papel esencial en este reto global.
Fuente : El Pais Retina